Según la Universidad Católica Argentina (UCA), la pobreza en el primer trimestre de 2024 afectó a más de la mitad de la población (54,6%), reflejando un alarmante incremento en comparación al año anterior. La desigualdad y la caída del ingreso real agravan la situación.
Para poder conocer más acerca de esta difícil situación que atraviesan muchos riojanos, Radio La Red dialogó con Gabriel Genri, responsable de la universidad “Barrios de Pie”, quien detalló cifras realmente alarmantes. De acuerdo a un relevamiento alimentario de calidad nutricional realizado en el mes de junio en los departamentos de Capital, Chilecito y Chamical, 9 de cada 10 riojanos de barrios populares sufren inseguridad alimentaria.
“Aumentó la demanda en comedores y merenderos, y a su vez hay una caída de los comedores y merenderos en funcionamiento por la dificultad de su mantenimiento. La población sigue acudiendo a esos espacios (y cada vez más) en demanda de comida”, comentó Genri. A su vez, también precisó con preocupación que en las últimas semanas observaron una fuerte caída de las fuentes de trabajo, sobre todo en lo que respecta a las actividades informales, como las llamadas ‘Changas’, de las que dependen muchas de las personas que asisten a los merenderos.
Esta dura realidad también se replica en la Fundación Enri Praolini, donde diariamente asisten gran cantidad de niños, mamás embarazadas e incluso adultos mayores, en busca de un plato de comida. “La demanda aumentó alrededor de un 30% en los últimos meses”, reconoció Carmen Cocha, desde la fundación.
La situación de quienes intenta brindar su granito de arena para ayudar a quienes más lo necesita, tampoco es sencilla. “Nos cuesta mucho mantenernos. Recibimos ayuda de la gente que quiso y estuvo con el padre Enri, ellos nos siguen ayudando siempre, son los amigos de la Fundación. Hacen mensual o bimestralmente un aporte solidario en nuestra cuenta, pero no alcanza, y sabemos que a muchos les cuesta aumentar la cuota”, comentó Carmen y agregó: “Quienes antes donaban 3 kilos de azúcar, hoy en día quizás solo pueden donarnos 1 kilo y lo mismo pasa con las empresas que antes nos ayudaban y que hoy en día disminuyeron notablemente”.
La labor solidaria que la fundación lleva adelante no es nada sencilla: “Es mucha nuestra lucha para poder llenar la ollita todos los días. Hay que lucharla, como lucha una mamá en su casa para llevar la comida a su mesa”.
Lo mismo ocurre en barrio Vargas, en un merendero con el que colabora la organización barrial “Teresa Vive”. El dirigente Francisco Narváez contó que se tuvo que reducir la periodicidad. Si antes brindaban comida diariamente a 10 niños y adolescentes, hoy en día solo pueden hacerlo los días martes y jueves, con una demanda duplicada de cerca de 20 niños, de entre 4 y 13 años.
“No tenemos la variedad que teníamos antes, ahora solo nos alcanza para darles pan”, se lamentó.