Ludmila Di Ventura, la adolescente de 15 años que se encontraba desaparecida hace siete días, fue encontrada hoy sana y salva.
La joven fue dejada en su casa por un automóvil, confirmaron fuentes policiales y familiares.
La Policía informó que Ludmila bajó de un vehículo de color gris e ingresó corriendo en la vivienda familiar en Pilar. Las fuentes precisaron que la adolescente no presentaba lesiones y al parecer se encontraba en buenas condiciones de salud.
"Ella está bien. Están investigando todo. Yo la vi dos segundos, llegó y lloramos todos. La vemos bien y estamos todos muy contentos", dijo Romina, hermana de Ludmila, en declaraciones televisivas.
Un fiscal se encontraba en el domicilio para ver dónde estuvo y qué le pasó a la adolescente durante ésta última semana.
Su familia había pautado una marcha para pedir por su reaparición hoy a las seis de la tarde, cuando se cumplía una semana de su desaparición.
Según testimonios, la chica había salido de su colegio parroquial Nuestra Señora de Fátima sin que nadie notara nada extraño. La adolescente debía tomar el tren de la línea Belgrano Norte en la estación Manuel Alberti. En ése lugar fue vista por última vez por cámaras de seguridad.
El caso está a cargo de la DDI de San Isidro. Además, alguien habría denunciado que la joven podía estar cautiva en un prostíbulo porteño, por lo que se involucró a la División Trata de Personas de la Policía Federal.
Ludmila había dejado una carta en su casa donde decía que se tenía que ir, pero sus familiares creen que fue obligada a escribirlo. "Ella hubiese puesto algo más claro, más corto, parecido a su vocabulario ", dijo su madre, Isabel Ponce.
"Cerca de las 19:30 de ese jueves respondió un mensaje de texto y escribió que estaba bien y que no la buscáramos. Después apagó el celular", agregó su hermana, Natalia.
Los familiares de Ludmila sospechan que se fugó con hombre que se llamaría Rodolfo, mayor que ella, una versión que surge "según cuentan sus amigas, pero ninguna lo conoce ni saben dónde vive, jamás lo vieron", agregó la hermana.
Fuente: La Nación