Una vez más, el cuerpo de una mujer volvió a ser el centro de atención y del escarnio público. Esta vez fue Wanda Nara quien estuvo en el ojo de la tormenta cuando miles de usuarios opinaron, criticaron y analizaron su cuerpo, pero: ¿Por qué las corporalidades de las mujeres siguen siendo noticia?
Pleno 2022 y el cuerpo de las mujeres sigue siendo noticia. Esta vez fue el turno de Wanda Nara, que durante sus vacaciones unos paparazis le sacaron fotos en bikini y varios medios y usuarios en redes sociales pusieron foco en su aspecto. “¿Y la cintura?”, “Se olvidó el Photoshop”, “¿estará embarazada?”, eran alguno de los comentarios que podían observarse en las fotos de la modelo.
“Les puedo asegurar que amo cada centímetro de mí cuerpo”, escribió Wanda en un descargo que realizó en su Instagram, lo que abrió el debate: ¿Por qué seguimos opinando del cuerpo de las mujeres?
Los ideales y mandatos de belleza han existido históricamente en la sociedad. Cada cultura y época tienen los suyos. Sin embargo, con el avance de las tecnologías de la comunicación y las redes sociales, es cada vez más frecuente lo permitido y habilitado que se volvió el opinar sobre del cuerpo de los demás.
Esta práctica se la conoce como Body Policing y podría traducirse como “vigilancia del cuerpo”, y ocurre cuando las personas comienzan a opinar y criticar sobre diferentes corporalidades cuando advierten que esta no se asemeja a los mandatos y los cánones estipulados por la sociedad. Aunque hombres, mujeres y diferentes identidades de género sufren de estas prácticas, es más frecuente encontrar la mirada punitiva en las mujeres.
“Está muy flaca”, “está muy gorda”, “usa ropa muy holgada”, “no debería vestirse con prendas tan provocativas”, son algunos comentarios que suelen frecuentar en el anonimato de las redes sociales cuando se trata de mujeres famosas. La psicóloga especializada en trastornos de la conducta alimentaria, Agostina Vega, dialogó con Radio La Red y explicó que esta problemática se debe a los estereotipos de belleza, entendiendo a estos como idealización en el cuerpo que se basa en un imaginario social, que nunca puede ser alcanzado o concretado.
La profesional arguye que los estereotipos se deben al contexto en el cual estamos insertos: “Es el del consumo, y el medio elegido son las redes sociales”. “Lo que emplean las redes sociales para fomentar ese consumo es la imagen, y la herramienta con la que contamos para plasmar esa imagen es nuestro cuerpo. Partiendo de eso podemos entender que el consumo es lo prioritario y la sociedad lo fomenta desde múltiples aspectos: cuidados de belleza, de la piel, la alimentación, la formación del cuerpo ideal, etc”, señaló.
A partir de la conformación de esos estereotipos e ideales de belleza es donde nace la presión que se ejerce sobre las corporalidades. Candela Blanco, activista gorda, dialogó con La Red, explicó que: “Las mujeres somos criadas con exigencias que van construyendo el ideal de mujer, que debe es flaca, blanca, con cierto tipo de curvas; y además femenina y tranquila”.
En este aspecto, la militante apunta contra los medios de comunicación como formadores de estos conceptos: “En la televisión o las revistas vemos personas super modificadas en su imagen, con Photoshop o luces, o modificadas con operaciones, dietas o ejercicios extremos para sostener ese ideal”, dijo, y continuó: “Los medios nos enseñan a eso. Si te pones a buscar noticias relacionadas a las personas famosas, la gran mayoría son relacionadas con sus cuerpos, cómo nosotros como sociedad no vamos a reproducir eso si estamos constantemente viendolo en los medios?”.
Fiscalización corporal: ¿Es posible aceptarnos?
En una sociedad donde la presión estética y los ideales de belleza penetran cada estrato de nuestra realidad, cómo es posible ejercitar la aceptación y vincularnos con nuestras corporalidades desde una manera sana?: “En las personas hay una presión sobre cómo deben ser, pero a las mujeres se nos exige mucho más. Afecta desde nuestras infancias, porque lo construimos e internalizamos como algo normal en nuestras vidas, entonces desde niñas aprendemos a hacer dietas, a contar calorías, a tener miedo y culpa a comer, a no comer. Todo el tiempo mirar nuestro cuerpo, analizarlo, criticarlo.
“Todo el tiempo va a aparecer algo que no te gusta, que tenes que cambiar. Y no te gusta porque no se parece a lo que te muestran todo el tiempo”, señaló la joven.
Cuando el comer se traduce en culpa y el espejo en tu peor enemigo, es cuando se pueden hacer visibles las consecuencias de la presión corporal: “Las presiones estéticas las sufrimos todas las mujeres sin importar el tamaño del cuerpo, pero la opresión gordoodiante es bastante particular porque somos las personas que encarnamos todo lo que nadie quiere ser. Es triste, pero es eso”, indicó Candela.
Sobre esto, la psicóloga Agostina Vega habló sobre los Trastornos de la Conducta Alimentaria, los cuales se hacen cada vez más visibles, sobre todo en adolescentes: “Son quienes más consumen las redes sociales, y al haber tanta exposición de imágenes, donde todas deben ser perfectas, se genera una presión muy grande sobre los cuerpos”, dijo, y explicó que la sobre exigencia por tener un cuerpo delgado genera en los adolescentes mayor tendencia a los TCA.
La profesional indicó también que: “Poder hablar de estas problemáticas genera alivio, la palabra cura y acudir a un profesional que pueda ayudar a la persona es importante”.
Para enfrentar esta problemática, la psicóloga sugirió que se comience a cristalizar en palabras: “Es una situación muy difícil de transformar porque implica transformar el plano social, lo que podemos hacer es hablarlo. Gracias a que Wanda Nara pudo hablar sobre su cuerpo es que hoy estamos conversando sobre este tema, eso permite el debate y entender que lo que sucede hoy no es porque sí y que al cuerpo de la mujer siempre se lo tomó como un objeto que vende, y esa presión está desde hace millones de años y sigue estando actualmente”.
Por su parte, Candela habló sobre la necesidad de abrazar el activismo gordx, y diferenciarlo del body positive- cuerpo positivo-, que es un movimiento que “habla sobre la aceptación por nuestro cuerpo, y en realidad desde el activismo gordo se cuestiona esta idea se parece al concepto de meritocracia: ‘Si te esforzas mucho por quererte va a suceder’. Y es muy difícil quererte en una sociedad que todo el tiempo te está diciendo que estás mal, es algo muy difícil de desarmar”, reflexionó la militante.
“Hay muchas opciones para dejar de ser gorda, pero no hay opciones que te enseñen a aceptarte o aceptar la diversidad corporal y tener una relación más sana con tu cuerpo”, finalizó.