El diputado Julio Martínez sostuvo que “Dalla Vía expresó, con coraje y valor, lo que muchos de sus colegas comparten, pero que prefieren callar para transitar con comodidad sus días al calor del poder de turno”.
Lo que omiten deliberadamente decir, es que la democracia es un sistema electoral que presupone la existencia de ciudadanos en condiciones de decidir libremente su voto, lo cual nada tiene que ver con el obsceno paisaje de la compra de voluntades a partir del reparto masivo de bolsones, dinero en efectivo, vales de compra, ladrillos, chapas, electrodomésticos, etc, y de las amenazas de pérdida del trabajo o del beneficio ante un eventual triunfo opositor que caracterizan los procesos electorales en estas provincias”, afirmó Martínez.
Advirtió que “además de estas prácticas clientelares, prebendarias y extorsivas, reconocidas con cinismo por sus propios ejecutores, siempre el día después de la elección nunca antes de conseguir el objetivo de perpetuación, no alcanzaran para garantizar la continuidad del régimen, se adaptan los sistemas electorales de acuerdo a la conveniencia de cada elección imponiendo, en todos los casos, sistemas fuertemente cuestionados y reñidos con la práctica democrática”.
Martínez señaló que “en estas provincias la democracia asume un carácter meramente instrumental: es el mecanismo, en el marco del cual vale casi todo, para dirimir quien ejercerá el poder durante los próximos años, quien ejercerá dicho poder sin cuestionamiento alguno hacia los rasgos profundamente autoritarios y reñidos con el sistema republicano de gobierno que pudiera exhibir.
“A pesar que se pretendan mostrar las jornadas electorales como auténticas ‘fiestas cívicas’, la exacerbación de las trampas y ‘mañas’ de los sistemas electorales vigentes, e incluso hasta la aplicación de la violencia explícita, mostraron el temor de los oficialismos por el surgimiento de coaliciones electorales competitivas que pusieron en riesgo su continuidad”, indicó.
Martínez explicó que “la expresión de Dalla Vía expresa, con crudeza, que en estos territorios, la democracia avanzó sostenidamente hacia un régimen de partido único o dominante, caracterizado por una concentración creciente de la soberanía popular en el Ejecutivo, la degradación sostenida de la calidad institucional, la eliminación de las restricciones, contrapesos y controles mutuos entre poderes y la administración discrecional y poco transparente de los recursos”.
“No cabe duda que estas prácticas políticas han erosionado la legitimidad de origen de los mandatarios electos mediante estos sistemas, generando el descrédito y la desconfianza sobre todo el sistema político”, agregó.
“Es por eso que compartimos con Dalla Vía la necesidad de mejorar nuestros sistemas electorales, garantizando una participación auténticamente plural de todos los sectores políticos y sociales, sin visiones hegemónicas, sin falsas antinomias, sin exclusiones. Con su actuación, Dalla Vía garantizó institucionalidad, promoviendo reglas de juego que otorguen credibilidad y confianza en los resultados electorales, mal que les pese a quienes siguen pretendiendo hacer y deshacer las reglas en función de su conveniencia”, concluyó Martínez.