Una alteración en la fluidez del habla, es así como se define hoy a la tartamudez, que se puede revertir si se aborda desde la primera infancia. La tartamudez volvió a ocupar los primeros planos, se coló de la política y resultó en una oportunidad para saber de qué se trata.
Karina Berarducci, licenciada en Fonoaudiología en diálogo con La Red explicó que “La tartamudez es una palabra que ya no se usa, ha cambiado como todas las nomenclaturas de diagnósticos para que no caigan mal y ahora se habla de disfluencia. Es una alteración y trastorno que afecta el aparato motor del habla y altera la fluidez del lenguaje”.
“Esta fluidez del lenguaje puede varia, pueden aparecer bloqueos, repeticiones y vacilaciones en la comunicación durante el lenguaje oral. Esto se trata desde la especialidad de la fonoaudiología y muchas veces hay que saber mirar a los chicos que presentan disfluencia porque son niños tímidos, que no se comunican porque no lo pueden hacer”, indicó.
A su vez la especialista sostuvo que “podemos tener causas anatómicas en el control del motor del habla, en los labios, en la lengua es decir tener un movimiento desorganizado con el cual no hay una buena fluidez. Otras veces puede ser una causa espontaneo porque el niño haya atravesado un problema emocional, en donde todas las emociones también se encuentran en el habla y en el lenguaje”.
Del mismo modo aclaró que “Este es un trastorno motor del habla en donde hay una falta de organización y muchas veces a los chicos no le sale esa palabra y están buscando un sinónimo una palabra parecida que le sea fácil para ello por eso aparecen esas vacilaciones y espacios en la oración”.
En tanto, sobre el tratamiento, la especialista destalló que “todo lo que hagamos una asistencia temprana es válido, una prevención apenas aparece hay que consultar como mamá, papá o maestra para poder hacer una derivación temprana es fundamental”.
“Se debe trabajar este trastorno que puede aparecer y también quedar algunas alteraciones mínimas, pero el paciente puede comunicarse normalmente”. Sobre los indicios que pueden alertar a la familia, la especialista destacó que “principalmente son niños y niñas muy ansiosos, aparecen bloqueos cuando se quieren comunicar, no terminan la palabra”.
Al finalizar señaló que “hay muchos abordajes nuevos, y antes se hablaba que este trastorno se daba por problemas emocionales y se hicieron estadísticas que no es solo por eso, hay muchos factores, pero siempre las sugerencias es prestarle atención y calmarnos nosotros quienes escuchamos con comentarios positivos, con mucho apoyo, lo cual ayuda a que el niño se pueda organizar, relajar y organizar una oración correcta”.
“La disfluencia es una alteración en el ritmo, el que canta por ejemplo tiene la música que va marcando ritmo es decir que se organiza y habla en su lenguaje con el ritmo de la música y con los chicos se trabajan con tiempo”, cerró.
Palabras claves:
Es una condición y no una discapacidad.
Si se interviene en forma temprana se puede revertir (no se habla de cura porque no es enfermedad) y si no se interviene en forma temprana se puede trabajar a partir de mecanismos de compensación.
No se aborda en forma aislada sino con la persona y su entorno comunicativo.
La aceptación es fundamental sobre todo en la persona adulta con disfluencia. La negación de la condición puede desencadenar que se tartamudee más.
Es indispensable terminar con los chistes, memes y apodos a personas con disfluencia.
Acciones que suman
Sostener la mirada que es el primer canal de comunicación.
Respetar los turnos para hablar.
Hablar más corto y concreto, y hacer las preguntas de a una.
Darle tiempo a la persona con disfluencia para que responda o exprese su opinión.
No anticiparse a la respuesta ni completarle la frase.
Nunca decirle “hablá bien”.