Lejos de dejar su cargo, la procuradora Alejandra Gils Carbó se mostró en funciones y lanzó una nueva dependencia que estará bajo su órbita. En la sede del Ministerio Público Fiscal, en la calle Perón, la jefa de los fiscales presentó la nueva Dirección General de Derechos Humanos, a cargo de la doctora Andrea Pochak, con el fin de sistematizar y coordinar fallos y actividades en la materia, además de articular actividades educativas. Había figuras afines, leales: Horacio Verbitsky, fiscales como Cristina Caamaño y Carlos Gonella, María Laura Garrigós de Rébori, cabeza de la organización Justicia Legítima, y algunos más inesperados, como el camarista Jorge Ballestero. Fue un aplauso cerrado para Gils Carbó cuando llegó, más de dos minutos con la sala completa de pie. La acompañaron Estela de Carlotto y Eugenio Zaffaroni en la charla. "El estado de derecho está crujiendo fuerte", afirmó en la sala el ex ministro de la Corte en referencia a la designación por decreto de Rosatti y Rosenkrantz esta mañana.
Era algo obvio, por otra parte. Con su cargo en la cuerda floja, con el nuevo ministro de Justicia Germán Garavano que incrementa cada día sus pedidos y sugerencias para que deje el Ministerio Público y un posible decreto de necesidad y urgencia para removerla ante la dificultad de articular las dos terceras partes del Congreso para un juicio político, Gils Carbó lanzaba una nueva ala del Ministerio Público. Era obvio, también, que dijera algo al respecto.Repasó lo hecho durante su gestión y lanzó: "No sólo vienen por mí". "Sin un ministerio público fiscal autónomo, ¿quién va a cuidar el equilibro entre ética y seguridad, en la lucha contra el narcotráfico, en la violación de derechos humanos a sectores vulnerables, en el proceso de memoria, verdad y justicia?", advirtió.
La procuradora luego fue más desafiante: "Sin embargo, ahora dicen que no sé de derecho penal. Falta que digan que soy mujer. Días atrás en la reunión anual de fiscales hablamos de la 'estrategia del tero', que grita por un lado y pone los huevos por el otro. Salieron a decir 'procuradora militante', 'procuradora con superpoderes'…. No basta atar de pies y manos a Gils Carbó, sacándole facultades. Hay centenares de fiscales, de funcionarios del Ministerio Público, que trabajaron en estos años para quebrar una cultura de inercia, para ser proactivos y comprometidos en materia de derechos humanos de ayer y hoy".
Lo cierto es que Gils Carbó no piensa dejar el cargo. Incluso, fuentes clave en su equipo aseguraron a Infobae que la procuradora evalúa denunciar al presidente Macri y al ministro Garavano por "hostigamiento sistemático" ante la ONU y la Corte Interamericana de Derechos Humanos si continúa la escalada de tensiones para que abandone su despacho en la calle Perón, lo que trabaría indefinidamente cualquier mecanismo para su salida: "En los organismos internacionales, el proceso es lento y engorroso, pero cuando funciona es letal", afirmó una voz clave en su equipo. "Ahora hay jueces de la Corte por decreto. Alejandra más todavía se va a quedar. Hubo dos reuniones de altos funcionarios del MPF con Garavano y la respuesta es la misma. La procuradora se queda. Que se olviden; no va a pasar. Y nuestra oferta es trabajar juntos. Menos del cargo, podemos conversar todos los temas para mejorar a la Justicia", aseguró la misma voz.
Hay varios frentes de intriga. Por ejemplo, un rumor que fuentes de peso circularon ayer en Tribunales indicaba, por ejemplo, que Gils Carbó habría aceptado una propuesta de Garavano para que tome una licencia hasta que llegue edad jubilatoria en septiembre próximo para irse de forma elegante, algo que la misma fuente niega de pleno. "Nos lo ofrecieron y les dijimos que no", afirma la fuente.
Los partidarios de la procuradora, por lo pronto, ni siquiera planean en organizar marchas para apoyarla, alguna demostración de fuerza mayor. En sus cálculos personales, Gils Carbó confía no solo en la dificultad de lograr los dos tercios de ambas Cámaras para un eventual juicio político, sino en la reacción colectiva que traería su expulsión por un decreto de necesidad y urgencia: el apoyo incluso de fiscales contrarios al kirchnerismo y a su gestión ante lo que sería una afrenta a su autonomía. Antes de lograr la presidencia, las señales de Cambiemos tuvieron una recepción mixta. La sugerencia de juicio político a cargo de Laura Alonso generó críticas en privado en Comodoro Py, entre jueces federales, secretarios y fiscales. La sugerencia de Elisa Carrió de José Campagnoli como jefe del MPF también generó recelo. En realidad, nadie del frente Cambiemos para ese entonces había sondeado a Campagnoli para el puesto. Para la gran mayoría de los fiscales, más allá de su signo político, el intento de remoción de Gils Carbó a través de un DNU puede volverse una cuestión institucional que apunte a su independencia y puede volverse un factor de unidad inesperado.
Mónica Cuñarro comanda un respeto histórico en el fuero penal. Autora de investigaciones pioneras, fiscal general especialista en narcotráfico y delitos complejos, con un título en administración de Justicia, vicepresidenta y consejera de la Asociación de Magistrados, fue corredactora de la anterior ley del MPF. Cuñarro opina en términos fuertes: "Mire, tengo 30 años de magistrada. Vi cómo presidentes como Menem echaron procuradores por decreto para manipular el Ministerio público. Luchamos años por tener un lugar en la Constitución, ser independiente interna y externamente, no tener instrucciones particulares y no depender del humor del presidente de turno porque no le gustó un dictamen. Ser designados con acuerdo del Senado, ser inamovibles; todo para ser independientes del poder ejecutivo de turno. Hace poco, todos vimos como el entonces vicepresidente Boudou habló por cadena nacional pidiendo que se fuera el ex procurador Righi y el fiscal federal Carlos Rívolo, quien lo investigaba. El nuevo presidente electo puede elegir pasar a la historia como un presidente respetuoso de un órgano extrapoder y de los magistrados o quedar en la historia en el mismo lugar que Menem y Amado Boudou".
Es un problema histórico. La renuncia de Esteban Righi de cara a las presiones del oficialismo en 2012 fue visto por muchos fiscales como un debilitamiento institucional. Ya desde la reforma constitucional de 1994 los magistrados buscaron un Ministerio Público con autonomía del Ejecutivo, una puja difícil contemplada en el artículo 120 de la Constitución, de cara a la presión de varios convencionales. Carlos Maqueda, hoy en el máximo tribunal, fue autor de un anteproyecto que también diseñaba al procurador y al defensor general con los atributos de un ministro de la Corte, aunque no como un órgano extrapoder. Proyectos presentados por voces de todo el arco político coincidían en que el procurador debía tener las mismas condiciones que un ministro de la Corte, algo que el menemismo se opuso, no casualmente, para remover a un procurador por decreto. No le era extraño el mecanismo. En 1991, por ejemplo, el fiscal Ricardo Molinas, en ese entonces a cargo de la FIA, fue echado por Menem mediante un decreto precisamente que fue declarado inconstitucional en primera y segunda instancia. Las provincias no corrieron distinta suerte. En 1995, Néstor Kirchner removió como gobernador de Santa Cruz al procurador general Eduardo Sosa, que terminó por acudir a la Corte Suprema: quince años después, la Corte ordenó que le devuelvan el cargo.
Ya hay muestras de este pensamiento en Tribunales. Un magistrado que investigó con dureza al Gobierno y en términos distantes con la gestión Gils Carbó define: "Hizo cosas que valen la pena: ATAJO, UFEM, las investigaciones de trata. Pero la procuradora tiene una carga moral que debería llevarla a dar un paso al costado. Trajo la grieta al Ministerio Público, trajo la militancia política. Y ese es un pecado que no es perdonable. La PROCELAC no investigó la corrupción del Gobierno, la planta del Ministerio Público se elije a dedo, vimos la clara penetración de Justicia Legítima. Viviana Fein trabajó sola para el caso Nisman, y eso que se le ofreció ayuda no solo desde el fuero ordinario sino del federal. ¿Dónde está el trabajo en equipo? Se debilitó el Ministerio. Pero no se la puede echar por decreto, menos por DNU. Y si eso pasa, yo voy a tener que apoyar a Gils Carbó. Los que no la apoyamos, la vamos a tener que apoyar".
Fuente: Infobae