El Lobo se salvó por el gol de Nicolás Colazo en el desempate disputado en el estadio Coloso Marcelo Bielsa. El Sabalero y Arsenal perdieron la categoría; sus lugares en la Liga Profesional serán ocupados por Independiente Rivadavia de Mendoza y el ganador de la final entre Riestra y Deportivo Maipú.
El Parque de la Independiente se convirtió por unas horas en el Bosque platense. La Plata hizo base en Rosario para quedarse en Primera. El Lobo, el sufrido Lobo, hizo tripa y corazón para salir de cacería. Fue en una tarde de lluvia, en un terreno boscoso. Pese a que Colón estaba más cerca en kilómetros, la cancha de Newell’s y las similitudes naturales con la de Gimnasia hicieron sentir como en casa al equipo de Madelón.
Aulló el Lobo para ganar el desempate y seguir en la máxima categoría. Lloraron sus jugadores, desahogados ya de tanto sufrimiento. Fue 1-0. Un manojo de nervios tal como se preveía. Pero nadie contaba con que Gimnasia terminaría haciendo, quizá, su gol más lindo del año. Así es el fútbol. De cada jugada puede nacer una flor aun en el barro de una lluvia torrencial que por momentos le dio todavía más dramatismo a un partido ya de por sí dramático. Porque así se vive en nuestro fútbol un descenso.
El golazo de Colazo quedó totalmente fuera de contexto. Hasta los 42 minutos, apenas algún acercamiento tímido había amenazado con romper el respeto mutuo y el miedo a perderlo todo. El descanso ya se aproximaba cuando Abaldo centró para Soldano, quien se la bajó al ex Boca para que sacara un zurdazo al ángulo izquierdo de Ibáñez.
El remate fue el primer guiño del destino. El zurdo ya estaba lesionado e iba a hacer reemplazado por Benjamín Domínguez. Tras el gol salió con una molestia. El 0-1 descolocó a un Colón con mandíbula de cristal. Mientras se mantuvo 0-0, el equipo de Damonte emparejó su falta de juego -excepto Botta- con ganas y orden táctico. Cuando tuvo que ir a buscar el empate para seguir en Primera se le quemaron todos los papeles. Tuvo que acudir a los pelotazos para el ingresado Toledo, puesto que Wanchope vivió desconectado o en posición adelantada.
En los minutos finales fue cuando apareció el segundo gesto del destino. Y tiene que ver con el arquero de Gimnasia. Madelón decidió poner a Insfrán, quien a fin de año termina su contrato. El uno evitó en tiempo de descuento el 1-1 tapando dos remates (a Wanchope y Delgado) a puro reflejo. Para ese entonces, el partido ya no era partido. Era a todo o nada y el Lobo bancó con su arquero.