A pesar de la baja en el consumo local de carne, los frigoríficos aplicaron un alza del 20% en el valor del kilo en la media res.
El programa de miseria planificada reinstaurado por La Libertad Avanza requirió desde el minuto cero la desaparición del mercado interno. Lo que sucede con la carne y toda su cadena de valor, que incluye productores, frigoríficos (exportadores y vinculados a las ventas locales) y las carnicerías sería la parte de un todo que se extiende hacia las diferentes ramas de la economía. Con la licuación de ingresos, cayó de manera drástica el consumo interno per cápita. Al mismo tiempo, los frigoríficos incrementaron las exportaciones. Hubo una transferencia de la producción hacia al exterior.
Pero no todo es perfecto en la viña del Dios mercado. A pesar de la fuerte caída en la demanda, los frigoríficos aumentaron el precio del kilo de la media res en un 20%.
Para Alberto Williams, titular de Asociación de Propietarios de Carnicerías en la Ciudad de Buenos Aires, esta movida implicará una posible alza de 400 pesos por corte. El asado de los domingos (ya restringido durante la gestión de Sergio Massa al frente del Ministerio de Economía) finalmente quedará para los más privilegiados de la pirámide social, ese 10% de la población que llega a cubrir el costo de la canasta básica total a diferencia del restante 90%, tal como describió el último informe sobre la distribución del ingreso publicado por el Indec.
“La carne aumentó esta misma semana 200 pesos por kilo en la media res”, sostuvo Williams en diálogo con El Destape. “De 4300 pesos el kilo se fue a 4580 peso. Esto tendrá una repercusión directa en los mostradores de las carnicerías, con subas promedio de 400 pesos por corte de carne vacuna”, agregó.
Si un kilo de asado cuesta alrededor de 6000 pesos, en los próximos días podría llegar a los 6400, de acuerdo al análisis de Williams.
¿Por qué aumentó el valor de la carne si cayó la demanda? La respuesta podría radicar en las consecuencias de haber eliminado la ley de abastecimiento, que permitiría evitar los abusos del sector privado relacionados a la remarcación de precios; en la destrucción del Observatorio de Precios que funcionaba bajo el área de Comercio interior; y en la decisión oficial de permitirles a los frigoríficos incrementar sus ganancias tanto por la vía exportadora como por los consumos de unos pocos privilegiados.
En marzo, la faena de carne vacuna cayó un 20% interanual. “En el mismo mes del año pasado se faenaron 1,3 millones de cabezas, mientras que para marzo de este año fueron 1.050.000. Lo que más se frenó fueron los novillitos. Esta situación repercutirá en el consumo interno con subas inminentes”, analizó Javier Preciado Patiño, titular de RIA Consultora.
Transferencias
El economista Ernesto Mattos, director del Instituto de Estudios para el Desarrollo Productivo y la Innovación de la Universidad de José C. Paz, sostuvo que en enero de 2016, el consumo per cápita de carne vacuna se ubicaba en torno a los 54,2 kilos por año; para el mismo mes de 2020, luego del azote de la pandemia macrista, continuaba cerca de los 52 kilos por habitante. Para diciembre del 2023, tras de la devaluación mileista, los salarios de los trabajadores retrocedieron 18 puntos porcentuales. Acto seguido, se registró una nueva merma en el consumo de las proteínas bobinas: 42.5 kilos por habitante año.
“En total, se vendieron al exterior 56,5 mil toneladas peso producto, lo que representó en un alza del 30,0% en la comparación interanual”, puede leerse en el último informe de CICCRA.
Es decir, a partir del proceso de ajuste por shock y licuación de ingresos, se viene dando una transferencia de recursos hacia los actores exportadores. De todas maneras, no todo es tan lineal todo el tiempo. “Existe una inconsistencia notoria, donde el precio del kilo exportado ronda los 4,5 dólares, es decir 4000 pesos el kilo de carne vendido al exterior. Esto ocurre al mismo momento en que no existe carnicería que te venda un corte de carne por debajo de los 5000 pesos”, agregó Matías Strasorier, director del Centro de Estudios Agrarios.
La película continúa. Baja el consumo a nivel local por la persistente pérdida del poder adquisitivo de los salarios; se redirecciona la producción hacia la exportación; y como epílogo incongruente (o no tanto), el kilo de la media res aumentó un 20%, situación que repercutirá en breve en los cortes que se vendan al público.
Ante la ausencia del Estado, el que regula es el poder económico. ¿Los frigoríficos aumentaron los precios para compensar sus ganancias por la baja del valor internacional de la carne? ¿O lo hicieron para acelerar el proceso de expulsión de las clases trabajadores y sectores medios hacia un país cada vez más disciplinado y con un mercado exclusivo para una pequeña elite?