La situación actual de las escuelas privadas en Argentina enfrenta un escenario complejo debido a la realidad económica del país. Así lo afirma Verónica Lanfranchi, presidenta de la Asociación de Escuelas Públicas de Gestión Privada, quien advirtió que septiembre será un mes clave debido a las nuevas negociaciones salariales docentes. “Estamos ante el desafío de una nueva paritaria docente, en la cual el Ministerio de Educación está trabajando junto con los gremios. Todavía no hay nada cerrado, pero ya se están evaluando los números que el ministerio hizo públicos”, señala Lanfranchi.
El incremento en las cuotas de las escuelas privadas parece inevitable. “Recordemos que nosotros, para hacer frente al aumento salarial que surja en la paritaria, dependemos de la cuota mensual que abonan los padres”, destaca Lanfranchi. Las escuelas de gestión privada financian el pago de su personal a través de estas cuotas, ya que el único apoyo que reciben por parte del gobierno es el incentivo docente, el cual, según la presidenta de la Asociación, “alcanzaba entre un 10% y 15% del sueldo total del docente, como máximo”.
No obstante, Lanfranchi remarca que desde febrero de este año, el incentivo docente que debía llegar desde el gobierno nacional dejó de ser abonado, lo que incrementó la presión sobre las cuotas escolares. “Desde entonces, la provincia asumió esa responsabilidad, pero no todos los docentes de nuestras escuelas privadas reciben este incentivo, solo un porcentaje”, explica.
Además del salario docente, las cuotas que abonan los padres cubren una amplia gama de gastos que incluyen los sueldos de los administrativos y ordenanzas, el seguro de vida de docentes y alumnos, seguros médicos, AFIP, insumos y servicios básicos. Lanfranchi también destaca que este año las escuelas de gestión privada se inscribieron para poder recibir pagos en “chachos” (la moneda local), lo que les permite utilizar esos fondos para cubrir sueldos. “El bono de 50 mil chachos que cobraron los docentes fue gestionado por nuestra asociación en conjunto con el Ministerio de Educación y el gobierno provincial, logrando que también se incluyera a nuestros docentes”, agrega.
Sobre la migración de estudiantes entre el sector privado y el público, Lanfranchi afirma que, si bien a principio de año se observó un traslado desde lo privado hacia lo público, la situación cambió a lo largo del año. “Con el paro docente en las escuelas de gestión estatal, muchos padres entienden la educación privada como una inversión para el futuro de sus hijos. No lo ven como un gasto, sino como una inversión en clases diarias, aulas acondicionadas y continuidad en el proceso de aprendizaje”, sostiene.
Para Lanfranchi, el valor que se le otorga a la educación privada radica en la calidad educativa que se ofrece. A pesar del contexto económico, los padres terminan valorando la estabilidad que las escuelas privadas pueden garantizar para sus hijos, algo que, a largo plazo, repercute en su desarrollo académico y personal.