Terminó septiembre y con ello el gran homenaje que se rindió al Grupo Calíbar por sus 70 años de vigencia en el corazón de todos los riojanos. La Red La Rioja dialogó con Carlos Paredes, poeta, cantautor y una de las principales figuras que se encargó de agasajar la memoria y el arte riojano.
Cuando hablamos del grupo Calíbar, estamos hablando de aquel movimiento artístico que marcó a la cultura de La Rioja y que dejó una huella imborrable en la historia del arte argentino. Este colectivo estuvo compuesto por artistas plásticos, músicos, escritores y poetas que buscaban explorar nuevas formas de expresión artística, alejándose de las corrientes tradicionales y abriendo paso a una visión vanguardista. Cada técnica artística representada en las obras del Grupo Calíbar era un claro testimonio de su búsqueda por rastrear una identidad propia, demostrando que la vinculación entre las diferentes expresiones artísticas es posible cuando se encauzan hacia una transformación cultural.
“Describir al Grupo Calíbar es un reto, pero se puede hablar de tres pilares: amplitud, pasión y compromiso. Este movimiento no sólo abarcó una amplia gama de disciplinas artísticas, sino que también trascendió las fronteras locales al conectar con artistas de todo el mundo. Su pasión por la belleza y la cultura fue irreductible, mientras que su compromiso social los llevó a enfrentar las difíciles consecuencias de la dictadura militar de 1976, que significó el exilio y la cárcel para algunos de sus miembros. Antes de esos tiempos oscuros, el grupo ya había sentado las bases para la creación de varios institutos de formación artística, consolidándose como auténticos hacedores de cultura” reflexiona a La Red.
Una de las actividades que homenajearon a este grupo se dio el viernes 20 de septiembre en el Museo Octavio de la Colina (MOC): Al ingresar a las salas del museo, los visitantes experimentaron una muestra íntima y personal del Grupo Calíbar. La primera sala ofrecía una especie de “baúl de recuerdos”, desplegado en los muros a través de fotos, cartas, poemas y dibujos, que fueron narrados por los hijos e hijas de los artistas. El recorrido continuaba con obras del grupo, muchas pertenecientes al patrimonio del museo y otras que habían sido atesoradas por familiares y amigos. La sensación era la de estar en una casa propia, un espacio cargado de historia, donde el arte dialogaba con el pasado y el presente.
Por otro lado, desde la Dirección General de Patrimonio Cultural, a cargo de Carlos Paredes, se planificó un ciclo de actividades denominado Diálogos en expansión para conmemorar los 70 años del Grupo Calíbar. Este ciclo incluyó dos rondas de diálogo: Calíbar, las huellas del rastreador e Hijas e hijos de Calíbar, donde descendientes de los artistas y hacedores culturales locales reflexionaron sobre el legado del grupo.
El homenaje, organizado por Carlos Paredes y la Dirección General de Patrimonio Cultural del Municipio Capital consistió en recordar y poner en diálogo la importancia y el legado del grupo Calíbar: Fue un encuentro para volver a encontrarse con familiares de los artistas visuales y escritores que formaron parte de este grupo, y escucharlos dialogar sobre tantos recuerdos de esa gran familia creativa, demostró que la llama de este movimiento se mantiene viva.
“Todo ello fue articulado con la iniciativa de las hijas y los hijos, hacedores culturales de nuestro medio, que propusieron el circuito “Cuando vuelvan a mirar estas cosas”. En síntesis, toda esta movida nos llevó a trabajar de forma mancomunada con diferentes espacios e instituciones de la provincia, el municipio y el profesorado de arte.” explicó Paredes.
Los recientes encuentros organizados en el marco de los 70 años del grupo fueron profundamente enriquecedores. Los testimonios de personas como David Gatica, Nicolás Bustos y las investigaciones de Macarena Gandur, entre otros, revitalizaron el espíritu de Calíbar y su impacto en las generaciones actuales. Escuchar las reflexiones de quienes vivieron de cerca esa época permitió comprender la trascendencia de este movimiento.
En su recitado poético de algunos de los poetas más destacados del grupo Calíbar como Ariel Ferraro, José Paredes, Ramón Eloy Lopez y Alberto Lanzziloto, David Gatica conmovió por su forma de transmitir los versos y la lírica musical de aquel grupo. Emocionado por ver a todos los descendientes reunidos en la primera charla, pidió que al igual que en el campo, se usan las cenizas de fuegos anteriores para encender nuevas llamas poderosas, se use estos encuentros para reactivar el arte y la cultura con el legado de un grupo tan importante como el de Calíbar.
A nivel provincial y nacional, el Grupo Calíbar fue un referente indiscutible en el Noroeste Argentino (NOA). Su capacidad para fusionar distintos lenguajes artísticos y trabajar en red les permitió generar un impacto duradero en la cultura riojana y argentina. Según destacó Paredes, el poeta santiagueño Alfonso Nasif incluyó al grupo en su Antología Poética del Noroeste, resaltando su accionar como uno de los movimientos más importantes de la región.
“El quehacer cultural de Calíbar fue trascender la bohemia, no quedarse sólo ahí sino ir más allá, en obras y programas que modifiquen de manera positiva el bienestar cultural de su pueblo. La particularidad de hacer confluir entre sus miembros diferentes lenguajes artísticos, y de qué manera este cruzamiento contribuyó a enriquecer la obra particular. Además, ese ejercicio formidable de lo colectivo. Entender el todo más allá de las partes, pensar y funcionar en red” comentó también Paredes.
Durante los encuentros, muchos jóvenes estudiantes de carreras afines a las humanidades se acercaron para conocer más la leyenda de Calibar. Ampliar la conexión de los jóvenes con el legado de Calíbar es crucial, no con la intención de replicar lo que fue, sino para comprender de dónde venimos y qué elementos identitarios conforman nuestra cultura. Indagar en la historia del grupo es una manera de reflexionar sobre la autenticidad riojana y el impacto que un movimiento artístico puede tener en la configuración cultural de una región. A nivel artístico, Paredes reflexiona: “Lo considero fundamental, y no sólo por esa ilusión de generar algo parecido, lo cual sabemos que, es imposible pretender una réplica de lo que fue, pues el mundo en que despegaron su vida ya no existe.. hoy toca, en todo caso, hacer algo diferente, no otro Calíbar.”
Dar nombres específicos sería olvidar a algunos, pero conmemorar la vigencia de este grupo es casi una obligación, sobre todo en tiempos florecientes de la cultura riojana, cuando el arte y el Estado compartían una misma visión de identidad nacional. El Grupo Calíbar sigue vivo en la memoria y en la creación contemporánea, su legado es una llama para futuras generaciones que deseen seguir transformando el arte y cultura desde La Rioja.