La historia de Gustavo Núñez y Hugo Herrera, padres adoptivos de Ulises, un niño de 12 años, es mucho más que un relato familiar: es la inspiración detrás de la reciente modificación al Régimen de Licencias por Adopción en La Rioja. La normativa, ahora conocida como Ley Ulises, amplió el período de licencia para la adopción de niños, niñas y adolescentes de hasta 18 años, marcando un cambio significativo en las políticas de cuidado parental del Estado riojano.
Gustavo y Hugo se convirtieron en pioneros en el Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (RUAGA) en 2019, un camino que describen como desafiante pero lleno de aprendizajes. “Fue un proceso con muchos altibajos. En 2019 nos inscribimos, transitamos la pandemia y, en 2023, participamos de dos convocatorias nacionales para adoptar hermanitos de CABA. Pero estas postulaciones se cayeron porque un juez decidió que debían permanecer en su centro de vida”, relató Gustavo en diálogo con La Red.
El giro en su historia llegó cuando recibieron la noticia de que un adolescente de 12 años deseaba ser adoptado. “Comenzamos a vincularnos en noviembre de 2023, supervisados por profesionales del RUAGA. En diciembre tuvimos una audiencia donde se nos otorgó la guarda preadoptiva, y en mayo tuvimos la audiencia definitiva. Uli pudo elegir mantener su apellido y sumar los nuestros, además de conservar el contacto con sus hermanitos. Fue un proceso muy movilizante y emocionante”, comparte Gustavo con evidente orgullo.
La experiencia personal de la pareja reveló una limitación en la legislación vigente: los 180 días de licencia por adopción solo se otorgaban para niños de hasta 7 años. “Esto nos motivó porque conocemos la realidad de muchos niños y adolescentes mayores de esa edad. Con mucho agrado fuimos recibidos por la vicegobernadora (Tere Madera) y otros legisladores, quienes trabajaron en la comisión para modificar el artículo y aprobar la Ley Ulises en la última sesión”, explica Gustavo.
La ampliación del beneficio hasta los 18 años no es solo un formalismo, sino un reconocimiento a las necesidades emocionales y logísticas de la adopción. “El otorgamiento de la licencia no es un deseo de dejar de trabajar, sino de disponer del tiempo necesario para entrevistas, vinculaciones supervisadas y evaluaciones. Son momentos que exigen una presencia constante, tanto emocional como física”, detalla.
“Cuando nos inscribimos en 2019, estábamos dentro de la mayoría de pretensos adoptantes que esperan a un bebé o a un niño hasta 5 años. Sin embargo, en 2021 ampliamos la edad en nuestra solicitud y, finalmente, en 2023 aceptamos a un adolescente de 12 años. Es el gran temor de muchas familias, pero nos aceptamos, nos encontramos y, sobre todo, Ulises nos eligió”, reflexiona Gustavo.
La Ley Ulises es un mensaje de esperanza para las familias que buscan adoptar. Gustavo y Hugo demostraron que el amor y la paciencia pueden superar cualquier obstáculo, mientras que el cambio en la normativa asegura que otros padres adoptivos tengan el tiempo y el apoyo necesarios para formar lazos significativos con sus hijos.