
En un contexto marcado por la agitación política, la Casa Rosada ha calificado la protesta anunciada para este jueves 10 de mayo como un movimiento “político”, señalando que responde al inicio de la campaña electoral en la Ciudad de Buenos Aires. Fuentes cercanas al despacho presidencial, que prefirieron permanecer en el anonimato, manifestaron a la agencia Noticias Argentinas su interpretación de los hechos, sintetizando que “es el paro de los amigos de (Leandro) Santoro”, candidato a legislador porteño por la lista Es Ahora Buenos Aires.
Desde el entorno del presidente, se destacó la “buena relación” que mantiene el gobierno con la Confederación General del Trabajo (CGT). A pesar de asegurar que se garantiza la continuidad del diálogo con los sindicatos, las fuentes también subrayaron que “arrancó la campaña”, sugiriendo que las movilizaciones tienen un trasfondo electoral más que social.
El Ejecutivo había intentado designar al jefe de Gabinete, Guillermo Francos, como interlocutor ante la CGT con el objetivo de convencer a los líderes sindicales de desarticular la protesta. Sin embargo, esta iniciativa no prosperó, ya que desde Azopardo 802, sede sindical, cerraron las puertas a cualquier conversación sobre el tema.
Esta mañana, en declaraciones a Radio Rivadavia, Francos se refirió a las preocupaciones planteadas por los sindicatos. Afirmó que el temario de la protesta es “un poco difuso” y minimizó su impacto potencial: “Después la sociedad juzgará si los dirigentes sindicales tienen representatividad o no. El tema de los contratos laborales sí le preocupa a la dirigencia gremial y tendremos que conversar con ellos”, sostuvo.
La tensión entre el gobierno y los sindicatos parece intensificarse en un clima preelectoral donde las demandas laborales se entrelazan con estrategias políticas. La pregunta que queda en el aire es cómo afectará esta situación a las próximas elecciones y qué repercusiones tendrá en la relación entre el Ejecutivo y los trabajadores.