
En un país donde el vino es sinónimo de identidad, La Rioja escribe hoy un nuevo capítulo en su historia vitivinícola. Bodega Pampa de la Viuda emerge no solo como un proyecto enológico, sino como un manifiesto de resistencia y excelencia: viñedos a más de 2.000 metros de altura, uvas orgánicas y un paisaje que desafía los límites de la viticultura. Aquí, entre los brazos de la pachamama y el rigor del clima extremo, nace un vino que busca poner a La Rioja en el mapa global de los vinos premium.
El enólogo Fabián Gardino, de la reconocida Bodega Mauricio Lorca, no duda en calificar esta apuesta como «única y destinada a un segmento exigente». Con una primera cosecha ya en barrica, el equipo confía en la estructura y potencial de estos vinos, que rinden tributo al terruño y a la viticultura orgánica, un mercado en auge donde la diferenciación es clave.
Pero Pampa de la Viuda no es solo vino: es turismo, economía local y una narrativa que seduce. En el corazón agreste de La Rioja, donde el aire se enrarece y las montañas dibujan siluetas contra un cielo infinito, Bodega Pampa de la Viuda no solo cultiva uvas: cultiva leyendas.
La altura retrasa las vendimias, exige paciencia y sabiduría, pero también imprime un carácter irrepetible a cada botella. Como señala Gardino, «llegar cuesta, pero valdrá la pena». “Estamos creando algo que no se parece a nada», confiesa.
Pero lo que realmente distingue a Pampa de la Viuda es su certificación orgánica, un sello que no es solo un papel, sino una filosofía. Aquí no se fuerza la tierra; se la seduce. Las uvas maduran cuando el terruño lo decide, no cuando el mercado lo exige. «Hay que tener paciencia», admite Gardino, «pero el resultado será un vino con alma, no un producto industrial».
El objetivo es claro: posicionar a La Rioja como sinónimo de vinos icónicos. Con miras a mercados como EE.UU., Inglaterra y Europa, el proyecto apuesta a la calidad y al relato de un territorio que es enorme en ambición.
En un mundo donde el consumidor busca autenticidad, Pampa de la Viuda tiene todos los ingredientes para brillar: altura, organicidad y una historia que se bebe. La Rioja, tras siglos de tradición, demuestra que aún tiene mucho por decir. Y el mundo, cada vez más, está atento a escucharla.