
En el marco de la Semana del Malbec, el reconocido ingeniero enólogo Javier Colovati compartió sus reflexiones sobre la cepa insignia de la Argentina y el trabajo que lo ha posicionado como uno de los referentes más destacados de la vitivinicultura nacional. En diálogo con La Red, Colovati repasó el presente del Malbec argentino, su proyección internacional y la importancia del terroir riojano en la producción de vinos con identidad propia.
“No hay lugar en el mundo donde digas ‘Malbec’ y no lo asocien automáticamente con Argentina”, afirmó Colovati, quien remarcó que, aunque hoy se producen excelentes vinos de otras variedades, el Malbec sigue siendo la carta de presentación del país. En este sentido, destacó que la cepa adquiere en suelo argentino características únicas que no se replican en otras regiones productoras del mundo. “El Malbec argentino tiene una personalidad distinta, es por eso que logró fama internacional”, agregó.
Javier Colovati viene de recibir múltiples reconocimientos durante 2024, incluido uno en el prestigioso concurso Evinor, y continúa trabajando incansablemente en elevar la calidad de sus vinos. Uno de sus orgullos es su línea de Malbec elaborada con uvas provenientes de Ayogasta, un distrito de Chilecito. “Es una zona de altura, con mayor amplitud térmica, lo que permite mejorar el contenido de polifenoles en el vino. Esto se traduce en más color, estructura, taninos, y capacidad de guarda”, explicó.
Respecto al rol de La Rioja en el mapa vitivinícola nacional, Colovati aseguró: “La provincia representa alrededor del 4% del mercado y es la cuarta en producción. Sin embargo, el Malbec riojano no tiene nada que envidiarle a los de otras regiones. Tiene un terroir distinto, con vinos únicos, con mucha personalidad”.
Además del Malbec, en su bodega también se elaboran otras variedades como Cabernet Sauvignon, Bonarda, Syrah, Chardonnay y Torrontés, este último considerado el varietal blanco más emblemático del país.
Para Colovati, el trabajo del enólogo va más allá de la técnica: “Es como dar vida a un hijo nuevo cada año. Buscamos que ese vino, que luego va a estar en la mesa de un riojano o de cualquier parte del mundo, sea una experiencia inolvidable”.