
En el marco del Día Internacional Sin Dietas, la nutricionista Verónica Bonano dialogó con La Red para reflexionar sobre el verdadero significado de esta fecha, que va más allá de dejar de contar calorías por un día. Según explicó, la conmemoración surgió en 1992 a partir de la iniciativa de una actriz británica que atravesó un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA), como la anorexia, la bulimia o el trastorno por atracón. Desde entonces, cada 6 de mayo se promueve la toma de conciencia sobre los peligros de las “dietas milagro” y el impacto negativo de la cultura de la delgadez.
“No se trata de comer cualquier cosa sin control, sino de repensar el concepto de dieta tal como lo conocíamos. Hoy hablamos de cambio de hábitos alimentarios, no de restricciones”, señaló Bonano. La especialista remarcó que el término “dieta” ha quedado relegado al ámbito clínico, cuando es necesario tratar una patología específica. En cambio, el enfoque actual busca promover una alimentación equilibrada, con porciones moderadas y adaptadas a cada persona según su edad, contextura, nivel de actividad física y entorno.
“Lo que comemos debe estar en sintonía con quiénes somos y cómo vivimos. No es lo mismo la alimentación de un niño, un adulto mayor o un deportista. Incluso el clima del lugar donde se vive influye en las necesidades nutricionales”, explicó.
Bonano también advirtió sobre el impacto de los hábitos alimentarios apresurados y desorganizados, fomentados por el ritmo acelerado de la vida cotidiana. “Muchas veces llegamos a casa y no tenemos nada preparado. Eso nos lleva a optar por lo rápido y lo fácil: frituras, comidas procesadas o sándwiches. Y eso es lo que les terminamos enseñando también a los más chicos”, alertó.
La clave, según la nutricionista, está en la organización y la disciplina: desde planificar un menú semanal hasta realizar compras conscientes. “Cambiar los hábitos alimentarios no solo mejora nuestra salud, sino que también nos permite transmitir una relación más saludable con la comida a las próximas generaciones”, concluyó.
El Día Internacional Sin Dietas invita, entonces, a soltar la culpa, informarse, cuestionar los mandatos estéticos y, sobre todo, a recuperar el vínculo con la comida como fuente de energía, bienestar y disfrute.