
En el corazón del Barrio Agrario, en la ciudad de La Rioja, el merendero “Nadie se salva solo” se sostiene a fuerza de solidaridad vecinal y compromiso comunitario. Ana Idanelia Maldonado, referente, dialogó con Radio La Red y describió la realidad que atraviesan las familias de la zona, marcada por la falta de empleo, el aumento de precios y la ausencia total del Estado.
“La situación está cada vez un poquito peor. Hay gente que trabaja en todo lo que puede y aún así no alcanza. No llegan a cubrir ni siquiera las cuatro comidas del día”, expresó Maldonado.
Actualmente, el merendero recibe a 17 niños y niñas, con el apoyo voluntario de algunas madres que se turnan para colaborar. La actividad se concentra los días martes y jueves desde las 16:30, cuando se comparte una merienda que varía según lo que logren reunir mediante donaciones: mate cocido con pan casero, leche con chocolate, gelatina, donas, arroz con leche, entre otras preparaciones hechas con amor y creatividad.
“Nadie se salva solo” no recibe ayuda ni del gobierno nacional. Todo lo que logran dar, proviene de la comunidad. “Este merendero funciona gracias a personas comunes como nosotros, que apartan un poquito para poder compartir. No hay apoyo oficial de ningún tipo. Ni provincial, ni nacional. Totalmente ausente”, denunció Maldonado.
La referente explicó que el espacio llegó a cerrarse durante un tiempo, pero tuvo que reabrirse por la gravedad de la crisis económica. “Lo volvimos a abrir porque no podíamos mirar para otro lado. La gente está muy mal”.
Además de alimentar, el merendero se convirtió en un lugar de contención emocional y social. “Muchas mamás se quedan, conversan, cuentan lo difícil que está la situación en sus casas. El deterioro económico trae discusiones, violencia, desesperación. Nosotros hacemos lo que podemos para acompañar”.
“Necesitamos insumos básicos como harina, sal, grasa, leche, cacao, azúcar. Y también elementos para el espacio físico. Tenemos solo seis sillas para 17 chicos, así que deben turnarse para sentarse. Nos faltan utensilios, materiales de cocina y elementos de juego”, explicó.
También cuentan con un pequeño espacio recreativo, creado por los mismos niños. “Hay dos pelotas y algunos juegos. Los más grandes enseñan a los más chicos a jugar. Es un rincón que ellos mismos se apropiaron para distraerse un poco”, contó Ana.
Quienes deseen colaborar con el merendero pueden comunicarse directamente con Ana al 3844 160 047. Las donaciones se pueden llevar al lugar o bien, los mismos voluntarios las retiran.