
Con la llegada del invierno, el frío no solo modifica nuestras rutinas diarias, sino también nuestra alimentación. El nutricionista Abel Ávila MP 80, indicó que es clave mantener una dieta equilibrada que ayude a enfrentar las bajas temperaturas sin descuidar la salud.
Apenas la temperatura baja unos grados, aparecen las ganas de comer locro, guiso de lentejas, chocolate en taza, facturas, golosinas, etc; todas comidas que además de tener un alto contenido de grasas y azúcares, forman parte de las preparaciones típicas de la comida más argentina.
Los antojos de sopas, locro, guisos y chocolates están a la orden del día y satisfacerlos puede traducirse en un aumento de peso. Consejos para no excederse en los ingredientes y lograr platos saludables.
“Principalmente se recomienda mantener las cuatro comidas del día y tratar de contrarrestar un poquito justamente las bajas temperaturas con alimentos más calóricos”, afirmó Ávila.
Durante esta época del año, el cuerpo demanda un mayor aporte energético para mantener la temperatura corporal. Por eso, los platos tradicionales como guisos, polenta o pastas ganan protagonismo en la mesa familiar. Sin embargo, el especialista aclaró que no hay que dejar de lado las verduras, que pueden integrarse a estos platos para aportar vitaminas y minerales que las harinas y cereales no contienen.
Calorías sí, pero con equilibrio
El aumento del consumo de harinas en invierno es algo natural, según Ávila:
“El mismo cuerpo tiende a pedir más harina por un sentido lógico: necesitamos esas calorías extras que el frío nos demanda”, dijo.
No obstante, advirtió que este aumento debe estar controlado y acompañado de otros grupos alimentarios que aseguren un buen balance nutricional. Las verduras, en particular, cumplen un rol clave para compensar las deficiencias de las comidas más pesadas.
La hidratación, el gran descuido del invierno
Uno de los puntos que muchas veces se pasa por alto en esta estación es la hidratación. Al no sentir calor, disminuye la necesidad de beber agua, lo cual puede llevar a un consumo insuficiente de líquidos.
“Al haber bajas temperaturas no se consume agua, entonces se puede reemplazar con caldos o infusiones que cumplen la misma función”, explicó el nutricionista.