
“Adoptar en Argentina no es un proceso burocrático. Es un proceso simple, pero choca con una realidad compleja”, explicó Valeria Liria, abogada matriculada en Capital Federal (MP Tomo 136 folio 334) mamá por adopción y parte del colectivo “Militamos Adopción”, un grupo de madres, padres que buscan visibilizar los desafíos y mitos en torno al sistema de adopción en el país.
Desde su experiencia personal y profesional, Valeria buscó romper con estereotipos fuertemente arraigados en la sociedad argentina. “La gente cree que hay muchos bebés para adoptar, pero esa no es la realidad. Los niños que esperan una familia suelen tener más de cinco años, y muchos forman parte de grupos de hermanos o tienen alguna condición de salud o discapacidad.”
Según datos del Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (RUAGA), actualmente existen 2.236 legajos activos de postulantes. Sin embargo, el 87% no está dispuesto a adoptar niños con problemas de salud o discapacidad, y más del 70% solo aceptaría un solo niño, sin hermanos. A esto se suma que el 80% de los postulantes prefiere niños de entre 1 y 5 años, cuando solo el 1% de los niños en condiciones de adoptabilidad tienen menos de cinco años.
Esta gran incongruencia entre las expectativas de los adultos y la realidad de los niños es lo que genera demoras y frustraciones. “El trámite en sí es virtual y muy accesible. El problema no está ahí, sino en la falta de coincidencia entre lo que buscan los adultos y los niños que realmente necesitan una familia”, remarcó.
Desde la agrupación Militamos Adopción trabajan para desromantizar la adopción, entendida muchas veces como una especie de final feliz estilo película. “No se trata de que los adultos elijan al niño ideal. Se trata de encontrar familias dispuestas a vincularse con niños reales, con historias, con necesidades particulares. No es ‘elegir un hijo’, es ofrecerse como familia para un niño que ya ha pasado mucho.”
También subrayó que los motivos por los que un niño llega a estar en condiciones de ser adoptado son variados, aunque no hay estadísticas específicas. Lo que sí está claro es que la adopción es el último recurso del sistema: primero se intenta que el niño regrese a su familia de origen o a algún familiar cercano, como abuelos, tíos o tías. “Solo cuando todas esas posibilidades están agotadas, el niño entra al sistema de adoptabilidad”, señala.
La propuesta de este colectivo no es solo poner el tema en agenda, sino también acompañar a las familias en el proceso, tanto emocional como legalmente. “Somos papás y mamás que también pasamos por esto, que lo vivimos y que queremos que más niños puedan encontrar familias reales, comprometidas y amorosas”, concluyó Valeria.