
Luciano Galfione, presidente de la Fundación Pro Tejer, advirtió sobre una crisis profunda en el sector textil argentino y señaló que La Rioja es uno de los casos más críticos: “Cada vez tenemos menos horas de trabajo y hay empresas que empiezan a cerrar”.
La industria textil argentina atraviesa uno de sus momentos más complejos de los últimos años. A la caída del poder adquisitivo de la población se suma la apertura irrestricta de importaciones, que según advierten empresarios del rubro, está dejando un tendal de fábricas al borde del cierre y miles de trabajadores sin empleo.
Luciano Galfione, presidente de la Fundación Pro Tejer —organización que nuclea a los actores de la cadena agroindustrial textil y de confecciones del país— dialogó con Radio La Red y trazó un panorama desalentador para el sector: “Hemos perdido más de 10 mil puestos de trabajo y hay menos cantidad de horas trabajadas”.
Según explicó, las políticas del actual gobierno nacional “desregularon todas las importaciones, es decir, se bajaron aranceles y se eliminaron los controles en detrimento de lo que es la industria nacional”. Esta medida, sumada al estancamiento del consumo interno, generó un combo letal para las fábricas textiles, muchas de las cuales ya comenzaron a cerrar sus puertas.
“La Rioja es ejemplo de una industria textil muy importante y cualquiera puede dar fe que la actividad en el último año y medio ha caído tremendamente”, dijo Galfione. En esa provincia, donde funcionan plantas con tecnología de punta, los efectos del parate ya se sienten con fuerza.
“El consumo de ropa importada ya es mayor que la nacional y eso marca niveles récord”, advirtió. “Esto se manifiesta a lo largo de todo nuestro país. La primera razón es la caída de nuestro poder adquisitivo y la segunda es lo que tiene que ver con las importaciones”.
Galfione también apuntó contra la lógica de que importar ropa será una solución para abaratar precios en las grandes ciudades. “La decisión del gobierno tiene que ver con bajar el precio de las ropas de marca de los grandes centros comerciales. Esto lejos de ser una solución provocará lo contrario. La ropa de marca en Argentina sale caro no porque sea caro producirla, sino porque es caro comerciar: los impuestos, los alquileres, las tasas de interés”.
En ese sentido, remarcó que “la industria textil es uno de los sectores que más ha invertido en tecnología en los últimos años, con más de 1.400 millones de dólares en equipamiento de clase mundial. La Rioja tiene fábricas con maquinaria de última generación, con índices de productividad que se pueden comparar con cualquier parte del mundo”.
“El problema no es que no podamos competir, el problema es cómo hacemos para que lo que producimos llegue a precios competitivos al consumidor. Esto tiene que ver con la carga fiscal, con las tasas de interés. Es un problema estructural que tenemos que discutir con urgencia”, sentenció.
Por último, Galfione advirtió que “lo peor aún no llegó” y que el ingreso masivo de ropa importada “recién comienza a sentirse”: “Dadas las condiciones que estamos atravesando, esto se va a profundizar y será peor. Se empieza a materializar en cifras esto que veníamos advirtiendo”.