Este 12 de noviembre se cumplen 161 años del asesinato de Ángel Vicente Peñaloza, conocido como “El Chacho”, uno de los caudillos más emblemáticos de la Argentina. Nacido en 1798 en los Llanos de La Rioja, el Chacho se destacó como defensor del federalismo y de las autonomías provinciales. Su vida estuvo marcada por la resistencia al proyecto unitario liderado desde Buenos Aires, especialmente bajo el gobierno de Bartolomé Mitre.
La historia de Peñaloza está intrínsecamente ligada a las luchas internas que dividieron al país durante la consolidación de la Argentina moderna. Tras la derrota de la Confederación Argentina en la batalla de Pavón (1861), el control porteño comenzó a imponerse sobre las provincias. Para muchos en el interior, esta “reorganización nacional” significó un avasallamiento de sus intereses y el fin del proyecto federalista. En este contexto, Peñaloza se levantó en armas contra las fuerzas centralistas, representando los intereses de las provincias y defendiendo los derechos de los sectores más humildes.
La Red dialogó con el historiador Roberto Rojo, quien comentó que a lo largo de su vida, el Chacho luchó junto a grandes figuras como Juan Facundo Quiroga y Justo José de Urquiza. “Facundo Quiroga representa la irrupción de La Rioja en el concierto nacional para debatir en los campos de batalla la forma organizativa que fue uno de los grandes temas luego de 1810”.
El liderazgo militar del Chacho lo llevó a convertirse en general de La Rioja y comandante de Los Llanos, donde organizó a los habitantes para resistir las políticas de Buenos Aires que dejaban al interior sumido en la pobreza. “Comienza y luego lo va a suceder a Quiroga cuando fue asesinado, la jefatura cae en manos del Chacho con una lucha inequívoca contra el poder central, el Chacho se enfrenta al centralismo en sus dos matices, unitarios o federales con Rosas y unitarios con Mitre”.
“El Chacho era considerado el caudillo más riojano de todos los riojanos”, agregó: “El Chacho era un producto de sus paisanos, era unos más”.
El fin del Chacho fue brutal. Tras rendirse y entregar las armas, el coronel Irrazábal ordenó su ejecución y expuso su cabeza en la plaza de Olta como advertencia. Este acto fue justificado por Mitre y Sarmiento, quienes calificaron a Peñaloza como un “salteador”. Sin embargo, su muerte no fue en vano. Su figura se convirtió en símbolo de lucha por la justicia social y el federalismo, inspirando futuros movimientos de resistencia en el interior argentino.
“Peñaloza generó un odio tremendo porque resistía a los planes del centralismo, Sarmiento que era un bárbaro se alegra por la forma de asesinato, y lo dice y lo explica”, dijo y amplío: “Tenemos una resistencia de los riojanos que eran los que le demoraban los planes al poder central”.
El legado de Ángel Vicente Peñaloza sigue vivo en la memoria colectiva como un ejemplo de resistencia ante la opresión, recordando la lucha de quienes se enfrentaron a un poder central que privilegiaba los intereses de la élite porteña. A 161 años de su muerte, el Chacho permanece como una figura fundamental en la historia argentina, recordándonos la importancia de los valores por los que luchó.