
En una entrevista con Radio La Red, el historiador Roberto aportó nuevas miradas sobre la figura de Monseñor Enrique Angelelli, el obispo riojano asesinado en 1976 durante la dictadura militar argentina.
Roberto, quien ha investigado extensamente la vida y muerte de Angelelli, explicó que su última revisión histórica se enriqueció gracias a los juicios que condenaron a los responsables del crimen. “La diferencia entre jueces e historiadores es que los jueces investigan con poder de citar testigos y dictar sentencia. Nosotros investigamos, exponemos los hechos y dejamos que el lector saque conclusiones”, señaló.
Angelelli murió el 4 de agosto de 1976 cerca de Punta de los Llanos. Durante años se sostuvo la versión de un accidente automovilístico, pero los juicios y la documentación posterior confirmaron que se trató de un homicidio. “Un auto lo chocó desde atrás provocando el vuelco que le costó la vida. Es imposible desligarlo de la serie de asesinatos previos: quince días antes mataron brutalmente a los sacerdotes Carlos de Dios Murias, Gabriel Longueville y al laico Wenceslao Pedernera”, detalló Roberto.
Ante la pregunta, si la historia halló motivos para cuestionar la figura del obispo. Roberto respondió: “Pocas cosas. Hay que entender la época: era un hombre intransigente en su opción por los pobres. Por ejemplo, quitó las chapitas de ‘propietario’ de los bancos de la catedral y hacía sentar adelante a los humildes y atrás a las figuras ‘respetables’. Para algunos fue clasista, hijo de su tiempo, del Concilio Vaticano II y del movimiento tercermundista”.
Roberto relató que su perspectiva fue libre de condicionamientos religiosos: “Mi padre era muy peronista y muy crítico de la Iglesia por su papel en el golpe del 55, así que yo no fui criado en la fe católica. Eso me permitió abordar la figura de Angelelli sin prejuicios ni devoción”.
Otro punto polémico, fue la supuesta relación de Angelelli con grupos guerrilleros. Roberto negó cualquier vínculo: “Hay una foto famosa con una bandera de Montoneros, pero él nunca impulsó la violencia. En sus últimas homilías dejó clara su postura pacífica. Por eso era un blanco fácil para la derecha, que lo acusaba de comunista”.
A casi cinco décadas de su asesinato, la figura de Monseñor Angelelli sigue siendo símbolo de compromiso social y resistencia. “Él sabía que lo iban a matar. Le ofrecieron irse del país, pero eligió quedarse como pastor con su pueblo”, concluyó el historiador.