Ella es kirchnerista. Él es radical. Militan en espacios distintos, pero los une un matrimonio de 24 años y un interés común: el futuro de la comuna 8, que abarca a Soldati, Lugano y Villa Riachuelo, los barrios más postergados de la ciudad. Andrea Troitero (FPV) y Hugo Bentivenga (ECO) son dos de los candidatos a comuneros que se presentarán en las elecciones del 5 de julio. Además de elegir al jefe de gobierno y a los legisladores, los porteños deberán votar a 105 dirigentes barriales.
En Capital Federal hay 15 comunas, con siete miembros cada una. Las listas de candidatos están integradas principalmente por militantes partidarios, novatos en la gestión que encuentran en los barrios porteños a su primer bastión.
Entre los postulantes a comuneros de estas elecciones, ubicados en el tercer tramo de la boleta, figuran algunos herederos de la dirigencia política. Laureano Bielsa, hijo del ex canciller, encabeza la lista de la comuna 2 (Recoleta) por el kirchnerismo. Compite con Facundo Carrillo (Pro), nieto del ex ministro de Salud de Perón, que espera renovar su mandato. Por el macrismo también se candidatean Marta Stornelli (tía del fiscal federal) y Maximiliano Corach (hijo del ex ministro del interior), que buscará su reelección en Palermo.
Desde la oposición esperan pisar más fuerte en las juntas comunales, donde las decisiones se toman por mayoría. El macrismo preside actualmente todas las juntas comunales. De repetirse el resultado de las PASO, mantendría ese control. Para ingresar, será necesario un piso del 14% de los votos: mientras que en ECO aspiran a ingresar a dos o tres miembros en cada barrio, en el FPV pelean por conseguir un lugar.
Las comunas funcionan hace tres años y medio, como un intento de "descentralización" de la gestión. De manera oficial tienen bajo su tutela el arbolado, espacios verdes y el bacheo, aunque su incidencia en la gestión urbana no ha sido hasta ahora determinante. Según confirmó a LA NACION Eduardo Macchiavelli, secretario de gestión comunal y jefe de los comuneros, cada comuna tiene asignado un presupuesto de entre $ 100 y $ 120 millones por año, del cual "el 40% se destina a recursos humanos". Un total de $ 1400 millones que se desprenden del presupuesto de la Ciudad.
Algunos comuneros se quejan de que el manejo de los fondos no está en sus manos. "Es totalmente discrecional, el gobierno porteño es el que decide a quién le da y a quién le saca", denunciaron a este medio desde ECO. Macchiavelli negó esa versión. "La asignación de los fondos la administra el consejo intercomunal, compuesto por los 15 presidentes comunales y por mí, en representación Maurico Macri", señaló el funcionario.
Por ley, los comuneros perciben el 60% del sueldo de un legislador. Según los últimos recibos de sueldo, luego del aumento de mayo, percibieron $ 35.000 brutos y, de bolsillo, unos $ 28.000. Su carga horaria es variable. "Trabajo entre 10 y 12 horas por día. Pero eso depende del compromiso de cada uno", aseguró Carrillo, titular de la comuna 2.
En cada centro comunal trabajan unas 65 personas. En general, son empleados que históricamente estaban afectada a los CGP, que se extinguieron en 2011. El trabajo diario está atado a los reclamos de los vecinos. Por día, cada comuna recibe un promedio de 60 pedidos, que llegan de manera presencial, por el call center de la Ciudad, por Internet e incluso, por Facebook. La poda de árboles en determinada cuadra, la repavimentación de una calle o el cuidado de una plaza, son algunas de sus funciones oficiales. "Si queremos hacer obras por fuera de esas atribuciones, como la urbanización de asentamientos, debemos solicitar nuevos fondos", señaló un comunero de Pro.
Los candidatos a comuneros saben que difícilmente traccionen hacia arriba. "No somos como los barones del conurbano, no nos conoce nadie", reconocieron en el macrismo, aunque en los últimos mesesse subieron al tren de la campaña, detrás de las sombrillas partidarias, del "timbreo" y del trabajo con organizaciones barriales.
Fuente: La Nación