
En un fallo que resuena con fuerza en la sociedad cordobesa, Néstor Aguilar Soto fue condenado a prisión perpetua por el femicidio de su amiga Catalina Gutiérrez, un caso que ha conmocionado a la comunidad y ha puesto de relieve la problemática de la violencia de género en Argentina. La sentencia fue dictada por la Cámara en lo Criminal y Correccional de 11° Nominación de Córdoba, donde el tribunal halló a Soto responsable del delito de homicidio calificado por mediar violencia de género y criminis causa.
El trágico hecho ocurrió la noche del 17 de julio de 2024, en el domicilio del acusado ubicado en la capital provincial. Durante la lectura del fallo, el presidente del tribunal, Horacio Augusto Carranza, enfatizó: «Declaramos a Néstor Aguilar Soto autor de lesiones leves agravadas por mediar violencia de género, en concurso real con un homicidio mediando violencia de género y a la vez un homicidio que se cometió para lograr la impunidad».
Soto escuchó atentamente la resolución sin mostrar ninguna reacción aparente; una imagen inquietante que refleja la frialdad ante un acto tan atroz. Mientras tanto, los padres y la hermana de Catalina se abrazaron emocionados al conocer la sentencia que buscaba justicia para su ser querido. En ese momento, los presentes en la sala vitorearon: «¡Catalina presente. Ahora y siempre!», un grito que resonó como un homenaje a la vida truncada de una joven prometedora.
Durante el juicio, Soto intentó distanciarse del término «femicida», argumentando que era «un homicida, pero no un femicida», y expresó su arrepentimiento hacia los padres de Catalina. Sin embargo, sus palabras fueron recibidas con escepticismo. Marcelo Gutiérrez, padre de la víctima, manifestó su rechazo a las disculpas del condenado y lo describió como un «psicópata» que intentó desviar la atención hacia sí mismo en lugar de asumir la gravedad del delito cometido.
La defensora de Soto, Ángela Burgos Niño, argumentó en favor de una condena menor al solicitar que su cliente fuera juzgado por «homicidio simple», insistiendo en su posición contra el agravante de violencia de género. Su defensa se centró en minimizar las circunstancias del crimen y cuestionar el juicio por jurados populares, al que calificó como «flojo». Sin embargo, estas afirmaciones fueron recibidas con desdén por parte de quienes abogan por una mayor conciencia sobre la violencia machista.
El fiscal Marcelo Sicardi presentó evidencias contundentes durante el juicio, entre ellas anotaciones encontradas en el celular del acusado que revelaban sus sentimientos hacia Catalina. Esto reforzó la postura del Ministerio Público sobre que se trató efectivamente de un femicidio enmarcado dentro del contexto de violencia de género.
Este caso no solo subraya la necesidad urgente de abordar y erradicar la violencia contra las mujeres en Argentina, sino que también invita a reflexionar sobre las dinámicas interpersonales y los peligros ocultos detrás de relaciones aparentemente amistosas. La condena perpetua impuesta a Néstor Aguilar Soto es un paso hacia adelante en la lucha por justicia para todas las víctimas de femicidios y una llamada a no olvidar nunca el nombre y legado de Catalina Gutiérrez.