
El abogado previsionalista Eugenio Covian analizó en Radio La Red La Rioja la situación que viven hoy millones de jubilados en la Argentina y la reciente ley votada en el Congreso, que contempla un aumento extraordinario y la suba del bono, pero que ahora quedó en suspenso ante la posibilidad de un veto presidencial.
Covian recordó que la ley ya fue aprobada por el Senado y previamente por Diputados, por lo que tiene fuerza de ley, pero ahora el Poder Ejecutivo puede vetarla total o parcialmente. “No es un cambio de la fórmula de movilidad, que sigue siendo por inflación cada tres meses. Es un aumento extraordinario más la actualización del bono, que no se tocaba desde 2024”, explicó.
Según detalló, el impacto sería directo: la jubilación mínima, hoy en torno a 330.000 pesos, pasaría a más de 440.000 pesos sumando la suba del bono de 70.000 a 110.000 pesos. “Esto apunta a compensar parte de la pérdida de poder adquisitivo que tuvieron los haberes con la inflación de fines de 2023 y principios de este año”, agregó.
El gasto previsional: el debate de fondo
El especialista sostuvo que la discusión no es nueva: “El sistema previsional argentino se lleva la mitad del presupuesto nacional. Siempre aparece como variable de ajuste cuando hay crisis fiscal. Pero no es justo que los jubilados paguen el costo de malas políticas”, advirtió.
Covian remarcó que muchos adultos mayores dependen de sus hijos o familias para completar gastos básicos. “Una jubilación de 330 mil pesos no alcanza para remedios, alimentos y cuidados. Es indigno para quien aportó toda su vida”, subrayó.
Reforma estructural: más allá de bonos y moratorias
Respecto a la moratoria previsional, Covian opinó que abrirla sin cambios estructurales no resuelve el problema de fondo. “Mucha gente no tiene aportes suficientes porque hubo desocupación, trabajo informal o precariedad laboral. Está bien asistirlos, pero si solo se amplía la moratoria se genera más déficit y el sistema no se sostiene”, afirmó.
Planteó que el debate de fondo es una reforma integral que incluya, aunque sea impopular, revisar la edad jubilatoria: “Hoy un hombre se jubila a los 65 y una mujer a los 60, pero viven hasta los 80 o 90. En otros países se subió de forma gradual la edad de retiro para que sea viable. No se puede resolver de un plumazo, pero hay que planificarlo”, sostuvo.
El rol del veto y la pulseada política
Covian explicó que ahora la decisión final está en manos del Presidente, que podría vetar la ley argumentando su impacto fiscal. “La oposición dice que el superávit fiscal no se vería afectado, pero para el gobierno es clave mostrar equilibrio en las cuentas para sostener acuerdos con organismos como el FMI”, explicó.
De no haber veto o si el Congreso logra rechazarlo, la suba extraordinaria y el nuevo bono se aplicarían de inmediato. “Es un parche que ayuda, no una solución definitiva. La solución es una reforma estructural y que los jubilados no paguen errores de otros”, cerró.