El CRILAR (Centro Regional de Investigaciones Científicas y Transferencia Tecnológica de La Rioja) es el único instituto del CONICET en la provincia, y su impacto en la investigación científica es significativo.
Pablo Alacino, geólogo y director del CRILAR, conversó con La Red sobre las actividades y proyectos en curso en el centro, destacando la importancia de la investigación en áreas como geología, paleontología, arqueología y la ciencia aplicada al sector agrícola.
El CRILAR se enfoca en diversas disciplinas dentro de las Ciencias Naturales, y actualmente cuenta con un equipo de alrededor de 60 personas, incluyendo investigadores, becarios y estudiantes de La Rioja y diferentes partes del mundo. “Este mes hemos incorporado nuevos becarios, tanto de la Universidad Nacional de La Rioja como de la Patagonia, lo que refuerza nuestro compromiso con la formación de futuros investigadores”, explicó Alacino.
Entre los proyectos destacados se encuentran investigaciones en paleontología y arqueología, donde los equipos trabajan para preservar y estudiar el rico patrimonio de fósiles y restos arqueológicos de la provincia.
Además, el CRILAR está desarrollando un laboratorio de réplicas de fósiles, como dinosaurios, que se podrán exhibir en museos locales y, eventualmente, comercializar. “Hay un grupo de paleontología que se encarga no solo de encontrar fósiles que sean patrimonio de la provincia, sino que estamos montando un laboratorio de replicas de dinosaurios para que vayan a diferentes museos de la provincia o el país.
Una de las áreas más prometedoras es la investigación geológica, quienes se encargan de estudiar las rocas. Alacino, quien vive hace más de 20 años en La Rioja, estudia la formación de rocas, volcanes y los recursos geológicos de la región. “Estamos explorando la posibilidad de generar energía geotérmica a partir del calor interno de los volcanes. A futuro, este tipo de energía podría convertirse en una fuente inagotable, económica y limpia para la provincia”, comentó.
El equipo del CRILAR colabora con el gobierno provincial en proyectos que buscan aprovechar el calor subterráneo para producir electricidad, un esfuerzo que podría revolucionar la matriz energética en los próximos 10 a 20 años. “Estamos tratando de generar energía eléctrica con esta energía que en unos años será la que domine porque es inagotable y pueda llegar a resultar bastante económica”.
La agricultura es otro de los focos importantes del CRILAR, especialmente en un contexto de cambio climático. En la estación experimental en Anillaco, los científicos estudian cómo las olivas responden a temperaturas más altas por el cambio climático. “Estamos simulando un aumento de 2 a 3 grados sobre la temperatura ambiente para entender cómo impactará el cambio climático en la producción de olivos y qué técnicas se pueden implementar para mitigar esos efectos”, explicó Alacino.
El instituto también está colaborando con productores nogaleros de Chuquis, ayudando a combatir plagas mediante el uso de hongos naturales, un método orgánico que no requiere el uso de químicos. Este proyecto busca mejorar la calidad de los cultivos y abrir la posibilidad de certificar productos orgánicos, lo que incrementaría su valor en el mercado.
A pesar de los avances, el CRILAR enfrenta dificultades debido a las restricciones presupuestarias que afectan a la investigación en todo el país. “El ajuste económico ha ralentizado algunos proyectos, ya que las partidas de financiamiento se demoran y afecta la contratación de nuevo personal”, expresó Alacino.
Además de la investigación científica, el CRILAR organiza actividades de extensión comunitaria. Entre ellas se destacan eventos como “Ciencia y Feria”, donde el instituto abre sus puertas a la comunidad, y “Ciencia y Música”, que en noviembre combinará divulgación científica con presentaciones musicales en vivo.