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La inflación de enero a nivel nacional se ubicó en el 2,2%, mientras que en la región que integra La Rioja fue del 2,6%. Estos números reflejan una desaceleración respecto a los meses anteriores, un dato que, si bien es alentador desde el punto de vista macroeconómico, no necesariamente se traduce en una mejora en la economía cotidiana de la población.
Luis Herrera, docente de la carrera de Economía en la Universidad Nacional de La Rioja, analizó la situación en diálogo con La Red y explicó: “La palabra es desaceleración. Sin duda que cualquier número que esté por debajo de lo que veníamos teniendo en meses anteriores e incluso en años anteriores es una buena noticia. Siempre decimos que la estabilidad monetaria es un objetivo a seguir para prácticamente cualquier administración económica de cualquier país”.
¿Por qué no se siente en el bolsillo?
La desaceleración inflacionaria plantea un interrogante común: si la inflación baja, ¿por qué no se percibe un alivio en la economía cotidiana? Herrera explica que esto se debe a dos factores fundamentales.
1. Una cuestión estadística y de conformación de la canasta
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) se calcula en base a una canasta estandarizada de bienes y servicios, pero esta puede no coincidir con el consumo real de cada persona o familia. En la actual medición del INDEC, más de un tercio de la canasta está compuesta por alimentos y bebidas, rubro que en enero experimentó una disminución o una suba moderada.
“Ese rubro particularmente no ha subido tanto, incluso ha disminuido en este mes. Eso hace que el índice baje. Pero hay un pequeño porcentaje de esa canasta que corresponde a servicios, menos de un 10%. Por lo tanto, quienes destinan una mayor proporción de su gasto a servicios, como luz, gas o transporte, no van a percibir esa baja de la inflación en su economía diaria”, detalló Herrera.
2. La evolución de los ingresos y la situación laboral
Otro punto clave es el nivel de ingresos. Según el economista, el impacto de la desaceleración inflacionaria varía según el sector laboral en el que se encuentre cada persona.
“Si un trabajador del ámbito privado mantuvo su empleo y sus ingresos fueron ajustados mediante acuerdos paritarios, es posible que su sueldo haya acompañado la inflación. Sin embargo, los empleados públicos y los jubilados han experimentado una realidad distinta, ya que los aumentos salariales en estos sectores estuvieron muy por debajo del índice de inflación”, advirtió Herrera.
Otro de los anuncios recientes en materia económica es la eliminación del cepo cambiario. Se trata de una serie de restricciones a la compra y venta de divisas, medidas que han limitado el acceso a dólares tanto para grandes empresas como para pequeños y medianos prestadores de servicios que trabajan con el exterior.
Según Herrera, “la salida del cepo implica liberar algunas de esas restricciones y, en teoría, generar la confianza necesaria para atraer inversiones en Argentina”. Sin embargo, destacó que el gobierno aún tiene pendientes dos grandes desafíos: la generación de empleo y el crecimiento económico sostenible.