El Día Mundial de la Salud Mental, celebrado cada 10 de octubre, busca crear conciencia global sobre los problemas de salud mental y movilizar esfuerzos en su apoyo. Promovido por la Organización Mundial de la Salud, este día es una oportunidad para hablar abiertamente sobre las enfermedades mentales, reducir el estigma asociado a ellas y fomentar la implementación de políticas y programas para su abordaje.
Este año, el lema es “Es tiempo de priorizar la salud mental en el lugar de trabajo”. La OMS destaca que los entornos de trabajo seguros y saludables actúan como un factor protector para la salud mental. Sin embargo, condiciones como el estigma, la discriminación y el acoso laboral pueden tener un impacto negativo, afectando la calidad de vida y, en consecuencia, la productividad de los trabajadores.
Los problemas de salud mental en el entorno laboral se manifiestan en mayores tasas de ausentismo, baja productividad y costos crecientes en atención médica. Sin embargo, el estigma y la falta de conciencia persisten como barreras importantes para enfrentar esta problemática.
Con el 60% de la población mundial trabajando, la OMS subraya la urgencia de implementar medidas para garantizar que los trabajos no solo eviten riesgos para la salud mental, sino que también protejan y apoyen a las personas en sus entornos laborales. Los empleadores y compañeros de trabajo son claves para fomentar un debate abierto sobre salud mental, identificar signos comunes como la depresión y alentar a los colegas a buscar ayuda cuando sea necesario.
En este contexto, La Red dialogó con la licenciada Florencia Dalmazzo, presidenta del Colegio de Psicólogos, quien explicó que la problemática de la salud mental en el trabajo es un tema recurrente, especialmente en el contexto post-pandemia. “Es una problemática que se está conversando hace muchos años y tratando de visibilizar en lo que tiene que ver con el ‘Síndrome del Burnout’, la salud mental dentro de los contextos de trabajo, sobre todo en la post pandemia y los contextos laborales y cómo se flexibilizaron las prácticas en función de la vida doméstica”, afirmó.
Dalmazzo subrayó que la pandemia provocó una adaptación en las prácticas laborales para integrarlas con las responsabilidades domésticas. Sin embargo, la vuelta a los entornos laborales más tradicionales y la readaptación trajo consigo un aumento en el sufrimiento subjetivo. “El regreso y la desadaptación a todo ello y volver a los ámbitos más institucionalizados de trabajo conlleva mucho sufrimiento subjetivo”, señaló.
Sobre el síndrome del Burnout, la especialista detalló que se caracteriza por un agotamiento extremo tanto físico como mental, cuando los empleados no logran desconectarse del trabajo. “Cuando el trabajo se convierte en entornos muy exigentes y no puede cortar con la jornada laboral, llevándolo al entorno doméstico, comienza a sentir un cansancio muy grande tanto físico como mental sin poder hacerlo frente, y lleva a un desinterés y querer desconectarse del todo de forma repentina”, explicó.
Además, Dalmazzo resaltó la importancia de la fecha establecida por la OMS como un esfuerzo para combatir la estigmatización en temas de salud mental. En ese contexto, las consultas por dificultades económicas, despidos y sobreexigencia laboral aumentaron significativamente. “Muchas de las consultas tienen que ver con las dificultades cotidianas, dificultades económicas, despidos, sobreexigencias laborales, más de 4 trabajos para poder enfrentar los gastos de la vida cotidiana”, mencionó.
Para finalizar, Dalmazzo destacó la importancia de entender que “sin derechos no hay salud mental” y que una sociedad sin derechos es más vulnerable. “La salud mental merece los mismos tratamientos y la misma atención que la salud física”, concluyó.