Escribe: Valentina Urus
Cada 11 de diciembre se celebra el día nacional del Tango en Argentina, el género musical que nos representa como Nación y que nos hace reconocidos a nivel mundial: Para abrazar nuestra identidad, La Red dialogó con Guadalupe Olivera, bailarina y docente de tango.
Por iniciativa del compositor y productor musical, Ben Molar, fue que en 1977 se decretó que cada 11 de diciembre se celebre el día Nacional del Tango, a modo de destacar su importancia en la cultura argentina y en homenaje al cantante de tango, Carlos Gardel y del director de orquesta, Julio de Caro. Pero la historia del tango se remonta a unos años atrás, cuando todavía existía una brecha muy marcada entre los inmigrantes europeos, los descendientes de personas esclavas de Africa y los criollos, que pese a las diferencias buscaban comunicarse y encontrar un lenguaje común.
Así nace el tango: en los conventillos más pobres de La Boca, donde se fusionaron diferentes idiomas musicales para dar con uno completamente auténtico que se constituye a partir de una mezcla entre la música criolla con la española, el candombe africano, la habanera cubana, el vals europeo, la polka, la mazurca y el flamenco. En sus inicios, el tango estuvo asociado a las clases sociales más pobres y a gestos revolucionarios, dando origen a un baile recreativo y social que se caracterizaba por irrumpir con las modestias para traer sensualidad y provocación. Tal fue el gesto irruptivo del tango que en un primer momento era bailado por parejas de hombres o en todo caso en los burdeles, alimentando una mala reputación en las altas sociedades y en las iglesias.
“Es una danza que surgió de lo popular, es decir que se fue gestando y que jamás fue impuesto (todo lo contrario). Es muy interesante ver su evolución en el tiempo y ver cómo se transmite de generación en generación: ascendiendo de clases sociales, ya que al principio fue una expresión más de los suburbios, incluso prostibulario para ser expandido y ser bailado en los grandes salones y teatros” reflexiona Olivera para Radio La Red.
Hoy en día, el tango al ser bailado en los salones más prestigiosos de todo el mundo se convierte en una de las expresiones artísticas argentinas más respetadas a nivel internacional. Música, danza y poesía son las artes que lo envuelven, abarcando muchas ramas y consagrándose como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2009. Al respecto Guadalupe comenta para La Red: “El tango tiene la característica especial de que vos no lo podes encapsular y decir que es simplemente una danza, porque la verdad es que es más que una danza. Es multifacético. El tango es danza, es música, es una expresión artística desde lo literario y las artes visuales, desde el lunfardo. El tango en definitiva es identidad cultural y patrimonio de la humanidad, representa a la Argentina a lo largo de la historia y nos ha ido acompañando desde que somos Nación.”
El tango que florece en el Norte
Como bien se destacó en los inicios del tango, este género surgió exclusivamente en las regiones rioplatenses, por lo que cualquiera podría pensar que la danza está más asociada a las experiencias porteñas y de alrededores. No obstante, en el norte del país, y en la provincia de La Rioja en particular, el tango fue ganando terreno para que muchos jóvenes pudiesen soñar con la idea de vivir de este baile como una profesión más y debutar en los más prestigiosos salones.
Guadalupe Olivera es un claro ejemplo de cómo se comenzó a gestar el tango en la provincia hasta puntos inimaginables. Desde los 12 años es bailarina de tango y lleva más de 25 años bailando profesionalmente. Sus comienzos fueron muy solitarios ya que fue una de las pocas personas que se interesaban por este género en La Rioja, por lo que todavía no habían lugares para acceder a la enseñanza. “Empecé a bailar muy a pulmón y con ganas, cuando el tango te entra por las venas y te envuelve en esa pasión que lo caracteriza vos buscas los recursos y las herramientas para seguir aprendiendo. En ese momento yo dije -amo hacer esto- y no deje de hacerlo nunca”, dijo.
Actualmente, Guadalupe se desempeña como docente y gestora cultural, por lo que su trabajo consiste no sólo en enseñar tango sino también en contagiar la pasión que esta danza le transmite a las juventudes riojanas. “Por más que sea considerado rioplatense es algo que atraviesa en todos los territorios argentinos, y acá en La Rioja también lo venimos impulsando. Sobrepasa las fronteras y es patrimonio de la humanidad. Dentro de los bailarines de la provincia tenemos un excelente nivel. Actualmente hay muchos chicos interesados que se suman al camino del tango y lo ven como algo profesional. Yo como docente les trato de impulsar y dar las herramientas que en su momento no tuve.” comentó la bailarina con nostalgia.
Asimismo, también es necesario reivindicar el carácter social del tango para sacarlo desde la exclusividad del profesionalismo y llevarlo a esferas más sociales como las que anteriormente protagonizaba. Esto es un modo de acercar a todo tipo de público al tango y que los más jóvenes lo vean como opción a la hora de socializar.
“Existen dos tipos de tangos: el tango social que es el que se baila en las milongas, a modo de hobbie, y el tango de escenario ya es una cuestión más profesional. Las milongas son muy lindas porque se van renovando las parejas, hay muchas rondas de tango y se comparte con la comunidad. Es una excelente opción para los que se quieran acercar por primera vez al tango porque no se exige mucha destreza, solo interpretar un número y dejarte llevar por la música de forma improvisada: rompiendo las estructuras y siempre creando nuevos pasos con distintos compañeros de baile, es muy parecido a los clubes sociales que frecuentaban nuestras abuelas, por ejemplo.”
Por otro lado, el tango en cuanto a danza se compone de muchos elementos que son muy únicos y que otros ritmos no aparecen: como la seducción de los bailarines, la elegancia a la hora de danzar, la rapidez en los pasos de baile, la improvisación y el juego que permite. Pero uno de los más característicos e inusuales es el abrazo. ”El abrazo es el tener mucho contacto con el otro que hace que los bailarines estén corazón a corazón, pecho a pecho. Parte de un movimiento en donde no son dos cuerpos individuales lo que bailan sino uno, moviéndonos en unidad.” nos explica la bailarina.
Hoy en día el tango puede ser una gran opción para dedicarse profesionalmente a las artes escénicas como también a la hora de buscar un nuevo pasatiempo. En La Rioja tenemos un Ballet Municipal de Tango, como también un profesorado y un sinfín de opciones más que hacen que el público se acerque a experimentar la unión con un otro.