El Banco Central de la República Argentina (BCRA) redujo a 70% anual la tasa de política monetaria desde el 80% previo.
Esta decisión es consecuencia de la desaceleración inflacionaria y de la decisión del BCRA de mantener los rendimientos de los ahorristas por debajo de la inflación.
Tras esta medida los bancos reducirán la tasa de interés que pagan por plazos fijos acentuando la licuación de los ahorros.
Al asumir la actual conducción del BCRA se dispuso que la tasa de interés baje de 133 a 100% y el mes pasado sumó un nuevo recorte a 80%.
En ese momento, la autoridad monetaria también desactivó la obligación de los bancos a pagar una tasa de interés mínima por depósitos a plazo fijo, para fomentar la competencia entre las entidades bancarias.
La reducción de la tasa de interés también favorece las cuentas del Central ya que pagará menos interés por los pasivos remunerados, una de las principales preocupaciones del presidente, Javier Milei y del equipo económico.
El stock de Pases pasivos es de cerca de $33 billones, los cuales generan un interés diario.
A su vez, la baja de la tasa puede estimular la aparición del crédito en momentos en que se agudiza la recesión.
En un comunicado de prensa el BCRA indicó que entre las razones se encuentra factores de equilibrio monetario y cambiario y de reducción de la inflación.
En ese sentido indicó que “tras la corrección inicial de precios relativos en diciembre 2023 se observa una pronunciada desaceleración de la inflación, a pesar del fuerte arrastre estadístico que acarrea la inflación en sus promedios mensuales”.
El BCRA dijo que “los relevamientos de precios de mayor frecuencia han resultado útiles para apreciar la dinámica mensual punta a punta”. “En los meses que se avecinan tomarán mayor relevancia en el diagnóstico de la trayectoria de la inflación las mediciones de inflación subyacente o núcleo, en vista de los ajustes de tarifas reguladas de servicios públicos anunciados”, consideró la autoridad monetaria.
Asimismo, destacó la moderación, en términos reales, de la emisión monetaria y la consecuente mejora del balance.
“Desde el 10 de diciembre, la base monetaria y la base monetaria amplia (incluyendo pasivos remunerados en pesos) se han reducido a un ritmo de 10,5% y 5,8% promedio por mes, respectivamente, en términos reales. La contribución de este ancla monetaria a la desaceleración de la inflación ha sido posible a partir de la resolución inmediata de dos grandes desequilibrios macroeconómicos acumulados”.