Radicarse en el exterior y vivir nuevas experiencias es el sueño de muchos jóvenes. Rocío Britos, una comunicadora social riojana, decidió hacerlo realidad hace unos meses al emprender un desafío que la llevó a la Costa Azul de Francia. La joven se sumergió en una nueva cultura, un nuevo idioma y un nuevo estilo de vida, con el objetivo de crecer personal y profesionalmente.
En una entrevista con La Red, Rocío compartió los detalles de su aventura desde los comienzos hasta su actualidad en tierras francesas. La joven comentó que hacía mucho tiempo tenía ganas de emigrar a Europa. La adrenalina por nuevas aventuras era cada vez más fuerte, y es entonces que comenzó a investigar visas de trabajo en Europa. Así descubrió la visa Working Holiday, una opción que permite trabajar y vacacionar durante un año en un país europeo. Decidió que Francia sería su destino y se embarcó en el trámite para obtenerla.
“Desde mediados del año pasado me decidí por Francia. Comencé a estudiar el país, cómo conseguir trabajo y por supuesto, el idioma”, comentó Rocío.
En junio de este año, su aventura comenzó. Tocó despedirse de sus familiares y seres queridos y volar sobre el mar rumbo al continente europeo. Su primera parada fue París: “Llegué a las 18 hs luego de un vuelo de 13 horas. Estaba un poco perdida porque el aeropuerto de París es inmenso, uno de los más grandes del mundo. Me fui acomodando y me instalé, estuve paseando cinco días en la ciudad de París y después me vine a la Costa Azul que es el lugar que elegí para estar”.
Una vez llegó a destino, la aventurera comenzó el gran desafío de conseguir un empleo con el que poder subsistir durante su estancia en Europa. La suerte estuvo de su lado: “ El primer día que salí a buscar trabajo conseguí y al otro día comencé a trabajar, fue todo muy rápido”, fue así como Rocío pudo conseguir un empleo en un hotel en la playa: “Trabajo 5 días a la semana, 8hs por día y 2 días de descanso. Hay muchos trabajos de temporada de verano, así que fue muy rápido y fácil instalar. Hay mucho trabajo solamente tenés que buscar y ver que te guste el sueldo. Además, la mayoría de los trabajos de temporada en Francia son con alojamiento y comida incluidos, particularmente a mí me pagan el sueldo, el departamento donde vivo y también la comida”.
En cuanto a las diferencias culturales, la riojana comentó que una de las grandes pruebas es el hablar diferentes idiomas: “Acá hay gente de todo el mundo, por eso hay personas que hablan en francés, inglés y también quienes hablan español”. Otra de las diferencias que encontró fue lo que respecta a la economía: “una de las diferencias es que no hay inflación, si bien ellos dicen que hay inflación, hace dos meses que voy a supermercados y el precio varía muy poco.
“En principio uno se va acostumbrando al valor del euro, a qué puede comprar, qué es caro y qué es barato. Se va acostumbrando a buscar precios, pero particularmente la comida es muy barata, con poca plata se puede comer mucho tiempo”, dijo.
“Extraño mucho Argentina, principalmente la comida, en Francia la carne no es tan rica como allá, se come mucho pollo y pescado, y también venden carne pero es más dura, tiene otro sabor y no tiene grasa”, se lamentó, y agregó que “extraña las comidas tradicionales, milanesas con papa frita, empanadas, etc.”.
Actualmente Rocío lleva dos meses viviendo en el extranjero en una etapa llena de aventuras y desafíos mientras se especializa en diferentes idiomas para aplicar a nuevos puestos de trabajo en la próxima temporada de invierno: “me gusta mucho descubrir cosas nuevas, adaptándome y hablando varios idiomas”, dijo. “Aprendés un montón de cosas no solo del país al que venís, sino de vos misma porque estás todo el tiempo a prueba”, expresó.