<p class="MsoNormal"><span lang="ES">El Gobierno fue
vencido de norte a sur en 15 provincias y cedió el quórum propio en la Cámara
de Senadores, tras caer derrotado en seis de los ocho distritos que ponían en
juego sus bancas. Frente a los contundentes resultados electorales, Alberto
Fernández Fernández y Cristina Fernández de Kirchner reaccionaron de distinta
manera: el Presidente asumió su debilidad política y convocó a la oposición
para negociar un pacto institucional, mientras que la Vicepresidente se refugió
en su piso de la avenida Juncal y alegó su estado postoperatorio para evitar una
foto que registrara su derrota.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal">Buenos Aires
quedó en manos de Juntos por el Cambio, que logró la victoria en siete de las
ocho secciones provinciales. El Frente de Todos venció en la tercera sección
electoral y achicó diferencias en la primera sección electoral, exhibiendo la
fortaleza de su aparato partidario que fue lubricado por los beneficios
económico y sociales del “Plan Platita”.</p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES">El triunfo
oficial en el conurbano implica un laberinto de difícil salida. Si la Casa
Rosada cierra su acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), las
partidas asignadas al Plan Platita y sus resultados proselitistas se transformarán
en una melancólica anécdota bonaerense.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal">Axel Kicillof,
Máximo Kirchner y Sergio Massa, referentes indiscutibles del peronismo
provincial, apelaron a la administración de María Eugenia Vidal y al gobierno
de Mauricio Macri para cuestionar al candidato opositor Diego Santilli y
fortalecer la candidatura propia de Victoria Tolosa Paz.</p>
<p class="MsoNormal">Sin embargo, la
estrategia del gobernador, el líder de La Cámpora y el diputado nacional sirvió
de poco. Santilli venció a Tolosa Paz y ya prepara su estrategia para cumplir
su vocación de poder. El diputado electo con pasado peronista desea competir
mano a mano con Kicillof, que aún sueña con lograr la reelección como
mandatario provincial.</p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES">Cristina
Fernández de Kirchner ejercía una influencia omnímoda en Balcarce 50 porque
detentaba millones de votos en la Provincia y controlaba el quórum en la Cámara
Alta. Pero ese esquema formidable de poder interno ayer quedó desvencijado y a
merced de ciertos protagonistas políticos que aguardaban su turno.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal">Junto a la caída
de Tolosa Paz ante Santilli, se sumó la derrota en Chubut, Corrientes, Córdoba,
Mendoza, Santa Fe y la Pampa, provincias que ponían en juego bancas en el
Senado que pertenecían al Frente de Todos. Sólo en Tucumán y Catamarca, el
oficialismo mantuvo intacta su representación en la Cámara Alta.</p>
<p class="MsoNormal">Los números son
inapelables: el bloque de senadores peronistas pasará de 41 a 35 miembros, una
debacle política que permite explicar la ausencia de CFK al momento de
enfrentar la derrota electoral ante la opinión pública.</p>
<p class="MsoNormal">Con ese
resultado, el oficialismo no tendrá mayoría propia y estará obligado a negociar
con los partidos provinciales de Río Negro o Neuquén, si no hay un acuerdo
institucional con Juntos por el Cambio.</p>
<p class="MsoNormal">En los 38 años de
Democracia jamás había pasado que el peronismo perdiera la hegemonía en la
Cámara Alta.</p>
<p class="MsoNormal">La derrota del
oficialismo en Buenos Aires y otras 14 provincias implica un punto de inflexión
para la lógica interna del gobierno, que controlaba al Senado y podía sacar
leyes en Diputados con una apropiada mezcla de fondos propios y negociación
política a la hora de las brujas.</p>
<p class="MsoNormal">Esas ventajas institucionales
se perdieron, y anoche Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner
ratificaron que tienen agendas divergentes: el presidente aseguró que había
ganado la elección, mientras que la vicepresidente faltó al bunker de la
derrota alegando prescripción médica.</p><p class="MsoNormal"><br></p><p class="MsoNormal"><b>Fuente: Infobae.</b></p>