
Tras el fallecimiento del papa Francisco, se abre una etapa clave para la Iglesia Católica, no solo por la elección de su sucesor, sino también por el profundo legado que deja el primer pontífice argentino. Para comprender el protocolo que se activa en estas circunstancias y las implicancias del momento, La Red dialogó con el Dr. Eugenio Covian, abogado, diplomado en Antropología Cristiana y letrado en diócesis para causas de nulidades canónicas.
Covian explicó que los primeros pasos se han cumplido según lo establecido en la Constitución Apostólica, que actúa como el marco legal para la Iglesia. “Primero se constata el fallecimiento por un médico, luego se sella la cámara papal, donde quedan sus efectos personales, y se realiza un primer velatorio privado en la capilla próxima a su residencia. Esto ocurrió en la tarde-noche de ayer en Roma”, detalló.
A partir de allí, se convoca al Colegio Cardenalicio, cuyos miembros —designados por el mismo Papa— representan al gobierno eclesial en todo el mundo. En estos encuentros se determinan fechas claves, como la misa exequial, prevista para este sábado, y se empieza a organizar el cónclave, que se estima se celebrará alrededor del 5 de mayo.
“El cónclave, palabra que en latín significa ‘con llave’ o ‘encerrados’, es un proceso en el que los cardenales votan de manera secreta al nuevo Papa. Solo pueden participar aquellos menores de 80 años”, precisó Covian. Actualmente hay más de 250 cardenales, pero solo unos 135 están habilitados para votar. De ellos, se necesita una mayoría de dos tercios para elegir al nuevo pontífice, es decir, al menos 90 votos.
Respecto a la representación nacional, Covian aclaró que “Argentina tiene siete cardenales, pero solo cuatro están en condiciones de ingresar al cónclave, ya que los otros superan los 80 años”. Además, destacó que cualquier cardenal que participe del cónclave puede ser elegido Papa, siempre y cuando obtenga los votos necesarios.
Francisco asumió el papado en 2013 y su liderazgo marcó un punto de inflexión en varios aspectos. “Desde la lucha sin concesiones contra los abusos sexuales dentro de la Iglesia, pasando por una apuesta fuerte por la austeridad —en coherencia con su inspiración jesuítica y la figura de Jesucristo— hasta abrir espacios estratégicos para las mujeres en el seno eclesial, sus reformas fueron profundas”, señaló Covian.
Además el especialista recordó que uno de los gestos más simbólicos fue su recordatorio de que San Pablo, uno de los pilares del cristianismo, mencionó a las diaconisas: mujeres que, de aceptarse hoy, podrían oficiar ceremonias, casar o bendecir, funciones reservadas históricamente a los sacerdotes.
“Su cercanía y el ser argentino se ha proyectado a los más de1200 millones de católicos”, finalizó el especialista.