
En la Homilía en la Misa de la Cena del Señor, realizada este Jueves Santo en la Iglesia Catedral, monseñor Dante Braida, habló sobre la vocación de servicio de Jesús al mencionar una parte del evangelio sobre el lavatorio de los pies.: “Jesús, se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura. Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura. Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que Yo hice con ustedes.” En este sentido, preguntó entonces quienes deberían ser los destinatarios del servicio “en modo directo” y mencionó entonces a los ancianos, niñas, niños y adolescentes.
“Cuántos ancianos hoy viven en soledad o con necesidades básicas insatisfechas, o jubilaciones escasas. El servicio a ellos ayudándolos en lo que podemos es un modo de vivir el evangelio como también lo es el trabajar por un mundo más justo que reconozca sus derechos, para que nadie recorte sus ingresos o posibilidades de atención médica”, expresó Braida.
Manifestó y reiteró la preocupación por las infancias y adolescencias e hizo mención a los cambios que necesita el sistema educativo: “Cuántos niños o adolescentes hoy necesitan de nuestra ayuda para tener oportunidades de crecer, de ser contenidos, de ser acompañados y educados. Hoy se necesita renovar nuestro sistema educativo y también nuestras propuestas catequéticas en la Iglesia para brindar un servicio de mayor apoyo en todo lo que ellos necesitan”.
“Las personas con las que vivimos y nos relacionamos cada día son las primeras destinatarias de nuestro servicio, una sociedad crece cuando cada uno de sus miembros nos relacionamos buscando servirnos unos a otros. Pero el amor que nos mueve nos lleva siempre a superar fronteras y servir en otras ocasiones sobre todos a quienes vemos con más necesidad”, manifestó.
Previamente, en la Misa Crismal habló sobre situaciones “dolorosas de este mundo que nos plantea el papa Francisco, como la realidad de la baja de la natalidad, los jóvenes que ven con incertidumbre su futuro sin grandes expectativas y proyectos, los nuevos pobres que habitan nuestras comunidades, los ancianos y enfermos afectados por carencias en recursos y también en afectos a su alrededor”.” No podemos mirar para otro lado ante los rostros de los pobres de hoy”, consideró.