
Lloró, amargamente. Fue prácticamente al final del juicio, ayer, cuando relató ante los jueces Eugenio Barbera, Gema Guerrero y Pablo León, su versión de los hechos que, la noche del 9 de febrero de 2024, terminaron con el camionero riojano, Federico Orihuela, sentenciado a muerte con seis disparos de su arma reglamentaria, al cabo de una loca persecución por más de 20 km en la Ruta 510, en Valle Fértil. ‘Nos echaba el camión encima, zigzagueaba (…) en un momento vi dos destellos, tiene un arma les dije -a un cabo y una agente que iban con él en el mismo patrullero-‘, declaró el oficial Ricardo Rodríguez. Y pasó a explicar que, entonces, disparó a los pastizales con la escopeta (Itaka de la Policía), y luego con su arma reglamentaria ‘a las ruedas, a la parte baja’, hasta que se le trabó el arma y utilizó la del chofer del móvil, que en un momento pasó al camionero, dándole la posibilidad de sacar parte de su cuerpo por la ventanilla para ‘disparar hacia al radiador’.
‘Él zigzagueaba, nos echaba el camión encima, puso en peligro mi vida y la de otras personas. Yo sólo quise proteger la vida de esas personas, a ese muchacho -la víctima- nunca quise hacerle nada’, dijo Rodríguez, entre lágrimas.
Aquella noche, Orihuela había optado por huir en lugar de acompañar hasta la seccional 12da a los policías que le habían detectado infracciones viales. Cuando finalmente cayó del camión que se había cruzado al carril contrario, ya herido de muerte, el vehículo volvió a cruzarse hasta impactar contra unos arbustos, chocando en el camino a un VW Gol con cuatro personas.
‘Vi el cuerpo con dos impactos acá -señaló la zona baja del abdomen- y ahí me dicen que habían unas bolsas, ¿será droga? -preguntó-. Ahí dije que nos tiró, que tenía un arma de fuego y parece que hay estupefacientes’, dijo Rodríguez.
Para el defensor de Rodríguez, Martín Zuleta, más el hecho de que una pericia revelara la existencia de restos compatibles con pólvora en las manos como también en la cabina del camión Mercedes Benz de la víctima, son prueba de que todo pasó como lo contó su cliente.
Sin embargo el fiscal coordinador, Iván Grassi, el fiscal Francisco Pizarro, el ayudante fiscal, Maximiliano Gerarduzzi (UFI de Delitos Especiales), como también los abogados de la familia de la víctima, Reinaldo Bedini, Valeria Peredes y Hugo Uzair, la evidencia recolectada contradice esa versión. Porque no se secuestró ningún arma en poder del camionero, porque los dos policías que iban en el patrullero con Rodríguez tampoco vieron a ese chofer utilizar algún arma y porque ambos declararon que el propio oficial les dijo que tenían que decir que el camionero tenía un arma y drogas, entre otras pruebas.
Fuente: Diario de Cuyo