
En una jornada marcada por la emoción y la crudeza de los testimonios, Julieta Prandi declaró este martes ante el Tribunal Oral en lo Criminal N°2 de Zárate-Campana, en el juicio contra su expareja, Claudio Contardi, acusado por presunto abuso sexual agravado y violencia psicológica. “Fue desgarradora”, definió la declaración uno de sus abogados, Javier Baños, quien además aseguró que “la defensa no tiene forma de hacerla quedar como una mentirosa”.
LA NACION accedió al interior de la sala donde la actriz y conductora reconstruyó ante los jueces la historia que comenzó en 2008, cuando retomó el vínculo con quien había sido su pareja entre 2000 y 2005. “Volvió como un amigo, más amable, empático. Yo estaba en un estado de vulnerabilidad. Cuando me quise acordar, ya estábamos de novios”, relató.
De esa relación nacieron sus dos hijos, Mateo, en 2011, y Rocco, en 2015. Fue entonces, según su testimonio, cuando comenzaron los abusos.
“Yo era su esposa y lo tenía que hacer”, expresó Prandi al describir una rutina de sometimiento sexual. Con voz temblorosa y visiblemente afectada, recordó: “Cuando dormía me agarraba del cuello, se ponía por detrás, abusaba de mí y cuando acababa, salía y lo hacía sobre mi cuerpo. Me daban muchas ganas de vomitar. Cada vez que lo recuerdo tengo ganas de vomitar”.
La actriz aseguró haber vivido en un entorno de aislamiento y control total. Afirmó que residía en Escobar, alejada de su familia y amigos, junto a sus hijos y una mujer que actuaba como “carcelera”: “Le pasaba informes de todo. No tenía vida. Se encargaba de dejarme la heladera llena para los días que él no iba a estar. Era llegar y a mí se me cerraba la garganta, no podía respirar”.
Prandi habló también de insultos, humillaciones constantes y amenazas. “Me decía que estaba vieja, que era una bolsa de leche, que sin él no iba a poder trabajar, que era un depósito de semen”, declaró. Según sus palabras, sus hijos también fueron víctimas del maltrato. “Los insultaba. Ninguno quiere ver a su padre. Se los nombrás y les agarra una crisis nerviosa. Desde entonces están en terapia”, dijo.
Durante años, afirmó, no tuvo acceso a dinero, documentos ni a su teléfono. “Mi teléfono apareció en el freezer. Quedé incomunicada completamente”, recordó.
Entre los episodios relatados, mencionó uno especialmente impactante: el día en que su exmarido filmó a su hijo llorando para usarlo como prueba en su contra. “Mateo, el más grande, se largó a llorar: ‘Papi, ¿por qué mamá dice que vamos a ir todos presos?’”, rememoró.
Su salida de esa situación, relató, fue lenta y difícil. Recién en febrero de 2019 logró abandonar la vivienda con sus hijos gracias a un préstamo y al apoyo de una abogada. “No tenía cómo pagar el colegio de los chicos. Él había alquilado mi casa de Escobar y percibió todo el alquiler por adelantado. Yo no tenía plata”, señaló.
Prandi también se refirió al impacto emocional que le dejó esa relación: “Mi autoestima estaba peor que en el subsuelo. Yo era una cosa y lo único que quería era estar muerta”.
“Estar pasando esto una y otra vez es repulsivo. Haber esperado cinco años para tenerlo enfrente, es un infierno. No se lo deseo a nadie, ni a ninguna mujer que haya pasado por esto”, expresó ante el tribunal.
La declaración, que duró varias horas, se realizó sin la presencia del acusado, luego de que el abogado de la conductora solicitara que Contardi no estuviera en la sala. El pedido fue aceptado por el tribunal.
“Fue mucha la agonía, demasiados los pasos que tuve que dar para llegar hasta acá. Incluso hoy, con estas maniobras para intentar suspender o demorar el juicio. Es imposible contar todo lo que pasé en tan poco tiempo”, concluyó Prandi, con la voz quebrada.