
Daniel Fontana, propietario del Hotel Miramar y uno de los pioneros en el desarrollo turístico de la zona, dialogó con Radio La Red sobre la historia, evolución y presente del tradicional alojamiento ubicado en la costa de la Laguna Mar Chiquita, en Córdoba.
“Decidimos apostar por la hotelería porque veíamos potencial en Miramar. Al principio lo combinábamos con otro rubro, pero con el tiempo el hotel superó todas nuestras expectativas. Hoy puedo decir que fue la mejor decisión quedarnos con esto”, relató Fontana. Y agregó: “Lo más lindo de este camino es que el aprendizaje no se termina nunca. Cada huésped nos deja algo, nos enseña, y muchos terminan siendo amigos”.
Un servicio completo, con calidez de pueblo
Con un enfoque centrado en la hospitalidad personalizada, el Hotel Miramar ofrece alojamiento con desayuno libre y café expreso, pileta climatizada con circuito hídrico, sauna, jacuzzi, pileta exterior, servicio de comedor los fines de semana y cena entre semana, además de un pequeño spa con opciones de masajes.
“No somos un hotel enorme, pero sí muy completo. Tenemos entre 27 y 30 habitaciones, categoría tres estrellas, y buscamos que cada visitante se sienta cómodo, contenido y bien orientado”, explicó Fontana.
Una de las características distintivas del hotel es su asesoramiento personalizado según el clima del día. “No es lo mismo navegar con sol radiante que con viento. Entonces le decimos al turista: ‘Aprovechá hoy para navegar, mañana puede que no esté igual’. Esa atención al detalle marca la diferencia”, destacó.
Turismo con historia y naturaleza
Miramar no solo invita al descanso, también propone conocer su historia. Fontana recomienda especialmente el Museo Fotográfico, que permite “ver con otros ojos” la localidad y sus rincones, y el Museo de Ciencias Naturales, “uno de los mejores de la provincia”.
Además, los visitantes pueden recorrer el famoso Hotel Viena, con su historia mística y atractiva para turistas curiosos. “Todo está muy bien explicado, bien armado. El que viene a Miramar se va con mucho más que una estadía”, aseguró.
Diversión para toda la familia, en un entorno seguro
Para quienes viajan con niños y adolescentes, Fontana resalta la tranquilidad del pueblo: “Acá los chicos de 14, 15 años andan solos por el pueblo sin problemas. Es seguro, tranquilo, y aunque venga mucha gente en verano, Miramar no pierde su esencia de pueblo costero”.
Hay juegos para niños, una sala de juegos céntrica, y muchas opciones para los más grandes: desde deportes náuticos como la clásica banana o paseos en gomones, hasta paddle surf o navegación tranquila en la laguna salada. “Y como el agua tiene sal, flotás como un corcho —bromea Daniel—. Eso lo hace ideal para quienes no tienen tanta experiencia en el agua”.
“Acá no estás pensando que te van a llevar el bolso que dejaste en la costanera. Podés caminar tranquilo, disfrutar y desconectar. Esa es la gran diferencia con una ciudad. Y eso, en estos tiempos, vale oro”, concluyó Fontana.