El balance de 2020 tiene el signo de una mayor desigualdad entre ricos y pobres, pues, según el análisis de la ONU, el Covid-19 incrementó el desempleo, el hambre, la cantidad de personas que necesitan ayuda alimentaria y los niños que ya no irán a la escuela en el mundo.
Lo que estamos viviendo "no es sólo una crisis sanitaria mundial, sino también una grave crisis económica y de empleo que tiene un enorme impacto en las personas", dijo el director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Guy Ryder.
Las Naciones Unidas prevén, de hecho, que 235 millones de personas necesitarán asistencia humanitaria en 2021. Este aumento es de alrededor del 40% en comparación con 2020 y casi en su totalidad una consecuencia de la pandemia. El mayor impacto de la crisis que atraviesa el mundo pesa sobre las mujeres, cuya tasa de pobreza ha aumentado en más de un 9%, revirtiendo décadas de avances para erradicar la pobreza extrema.
Para superar todo esto, se necesita un "nuevo acuerdo", según el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pues los niveles de pobreza y desigualdad observados este año están lejos de ser inevitables, aunque aún es posible un mundo más justo, independientemente de las conmociones agudas que puedan venir, como el covid-19.
Guterres expresó la esperanza de que la pandemia pueda desencadenar las transformaciones necesarias para fortalecer los sistemas de protección social.
El mundo, según el jefe de las Naciones Unidas, necesita un New Deal global "en el que el poder, los recursos y las oportunidades se compartan mejor en las mesas internacionales de toma de decisiones" y en el que "los mecanismos de gobernanza reflejen mejor las realidades actuales".
Fuente: Ámbito.