Escribe: Valentina Urus
A lo largo de los años la comunidad LGBT pudo conquistar sus derechos y manifestar sus necesidades. Cientos de chicos gays pudieron acceder a historias románticas y sanas que reflejan de forma respetuosa sus vivencias amorosas y sus deseos a través de películas, series y libros. Pero… ¿y las lesbianas?
Llámame por tu nombre, Secreto en la montaña, No quiero volver solito o la exitosa serie de Netflix, Heartstopper son algunos de los cientos de ejemplos que encontramos sobre las distintas representaciones que los varones gays han podido disfrutar en los últimos tiempos, para aprender, de forma sana y segura, que amar o desear a otro hombre no es tan terrible como la sociedad lo pinta.
No obstante, las mujeres lesbianas siguen atravesando algunos conflictos a la hora de acceder a materiales audiovisuales o literarios de las mismas características. Pareciera que encontrar una buena película o un buen libro en donde las mujeres se puedan a amar sin caer en estereotipos dañinos, cosificaciones y sexualizaciones como si fuesen un mero “morbo” para el consumo masculino o incluso descentralizar las historias por fuera del sufrimiento de la homofobia que se recibe, resulta todo un desafío para las chicas que buscan sentirse interpeladas por una buena historia de amor lésbico.
Es por eso que La Red dialogó con Florencia Dapiaggi, escritora lesbiana y futura autora de la editorial Planeta para reflexionar desde distintos lados (como lectora, escritora, militante y sobre todo como mujer que ama a otras mujeres) la representación lésbica-romántica en el cine y literatura.
Florencia se inició en la poesía cuando apenas tenía 11 años, y desde los 16 comparte sus versos más íntimos en una comunidad de lectoras que la siguen y leen a través de Instagram y Tik Tok. Como lectora que se interesa por las temáticas amorosas y románticas es que tiene gran experiencia en las comedias románticas y las historias de amor tanto en los libros como en los medios audiovisuales. Pero encontrarse, de pronto, que no puede formar parte de las mismas como mujer lesbiana es que la llevó a reflexionar sobre la nula representación que existe para las lesbianas y lo necesario que es empezar a contar historias divertidas y sencillas sobre el amor entre dos mujeres.
“La literatura juvenil está completamente vacía, desértica de romances lésbicos. No hay y los que hay son raros: siempre en un segundo plano de personajes que son amigas o primas de los protagonistas y terminan estando muy alejadas. Ahí me di cuenta de la cantidad de libros que leí de contenido romántico que la verdad, no me interpelan. Me gustaron y los disfruté pero me di cuenta que son historias que no me interpelan, no me están hablando a mi”, reflexiona Flor sobre la nula aparición de lesbianas en las historias ficcionales, y agrega:
“Otra cuestión dañina es la sexualización de las lesbianas, que pareciera que terminan apareciendo en la pantalla para el goce degenerado de los hombres. Y si aparecemos, estamos super estereotipadas, con pelos cortos y ropa masculina, creando conflictos con nuestra propia sexualidad que nos llevan a replantear -yo no puedo ser lesbiana si soy re femenina-. Al final del día, estamos representadas por la mirada de autores heterosexuales que nos ponen para cumplir con la inclusión pero nada saben sobre nosotras.”
Orgullo y Prejuicio, Titanic, Yo antes de ti, Bajo la misma estrella, Your name, la trilogía Before o Dirty Dancing son algunos ejemplos de la vastedad de películas o libros dirigidos para el publico heterosexual, que cuentan infinidad de historias posibles entre dos parejas de distinto genero, de todas las formas y los colores que existen. Las mujeres, que históricamente se ven sujetas a ese tipo de consumos (a veces de forma genuina y otras por presión social), nacen y crecen con la idea de que amar a los hombres en vínculos románticos es el único camino posible… pero, ¿y si no?
Las historias apuntan a figuras de hombres fuertes, protectores, atractivos e inteligentes que deben ser el objeto de interés de las mujeres. Eso es lo que las niñas empiezan a asimilar cuando se topan ese tipo de historias, como si amar a una mujer no entraría en las posibilidades.
“Con mi novia hablamos siempre de cómo se apunta a la figura del “Qué hombre” en los géneros románticos. Ella que ve más películas y yo que soy más de la literatura nos damos cuenta como las historias están pensadas para que te tengan que gustar los hombres, y si no ves en ningún lado una historia de amor entre mujeres es porque algo malo pasa con vos. Si no está es porque no es algo que te debería pasar. Si no ves en la literatura o en una película un posible vínculo sano entre las mujeres o incluso la figura de una “Qué mujer, qué hermosa que es”, eso se empieza a alejar también de tu realidad posible”, comentó la poeta para La Red.
Pero como lectora y mujer que ama y desea a otras mujeres, Florencia pudo encontrar, con grandes investigaciones, que si hay autoras o escritoras que dirigen su amor a figuras femeninas. No es que las lesbianas estén borradas de las historias, pero quizás, por romper justamente con el ideal del amor romántico heterosexual es que es más difícil acceder a ese tipo de historias sanas y románticas. Es específicamente en la poesía en donde la escritora encontró como el Yo lírico femenino puede dedicar versos hermosos a sus amantes mujeres, y a modo de recomendación fue nombrando a las siguientes autoras:
“Mi primer acercamiento fue con Elvira Sastre, por quien empecé a escribir poesía y fue mi primer contacto con la literatura y escritura de mujeres lesbianas. Yo un día abro su libro esperando encontrar lo de siempre, que una mujer le hable a un hombre, y de pronto me encontré con todos pronombres femeninos, y me di cuenta de que es una mujer que le habla a otra mujer y le está escribiendo poemas de amor y poemas eróticos hermosos a sus amantes. Mi siguiente poeta lesbiana es Cristina Peri Rosi que en toda su poesía es super explicita y fime sobre sus gustos por las mujeres, super orgullosa de escribirles a ellas. Y con Gabriela Cabezón Cámara, encontré magia en mi libro favorito que es Las aventuras de la China Iron en donde reescribe la historia argentina del Martin Fierro desde la perspectiva de su esposa y te plantea una historia de amor lésbica entre ella y una inglesa como si hubiese sido lo más normal que pudiese pasar en un contexto como ese, creando básicamente un mundo aparte.”
“Y con Gabriela Cabezón Cámara, encontré magia en mi libro favorito que es Las aventuras de la China Iron en donde reescribe la historia argentina del Martin Fierro desde la perspectiva de su esposa y te plantea una historia de amor lésbica entre ella y una inglesa como si hubiese sido lo más normal que pudiese pasar en un contexto como ese, creando básicamente un mundo aparte.”
De a poco, esos espacios de mujeres que se aman van ganando terreno y representación en diferentes medios audiovisuales. Como consumidoras de ese tipo de historias románticas, hay que buscar e indagar en ese tipo de narraciones para hacerlas visibles y posibles dentro del imaginario amoroso que se nos plantea a las mujeres. “Es importantísimo que las historias de amor se extrapole a las lesbianas. Puede ser la misma comedia romántica simplona, la misma operación básica pero hecha para mujeres lesbianas y ya es un cambio rotundo.” recomienda la joven escritora.
“Me pone muy contenta que se empiecen a contar estas historias porque yo por más que tenga 20 años, la verdad es que cuando fui creciendo no había nada. Era yo sola con mi mundo diferente al del resto. Y es una sensación de desamparado terrible. Desde mi lugar de lectora siempre busco representaciones sanas y lindas, escritas por las mismas mujeres lesbianas o bisexuales que al fin y al cabo son las que lo viven. Desde mi lugar de escritora también me apasiona escribir sobre mis vínculos y naturalmente siempre voy a escribir sobre mujeres. Pero desde el lado político y social es muy valioso que se le pueda dar lugar a mujeres como yo, a mujeres lesbianas. Representar, no otro tipo de amor, porque el amor es el mismo pero el amor desde otro lugar, desde otros cuerpos y otros deseos.” termina de reflexionar Florencia para La Red.
Museo de arte femenino latinoamericano
te esparzo lenta
sobre la cama
con los dedos enredo mis deseos
entre tus pestañas y tu pelo
para encontrar un poco de mí
hasta en lo más íntimo de vos.
mezclo tus tonalidades de rosa y
naranja con violeta
mientras la noche se enlentece
lo suficiente para que cuente
el número exacto de tus lunares
todavía me sobran horas
para asegurarme de haber hecho
el cálculo correcto
de darte la vuelta y encontrar
siempre uno nuevo
de fijarme detrás de tu oreja
y dibujarte más con mis dedos
manchados en tu pintura
empapados en
tus colores de atardecer
tus besos de medio-día
de media-estación,
de tanto-tanto-
querer.
bailo sola en mi cuarto
canciones que toman tu forma
y tu cuerpo como etéreo
me toma de la cintura
sueña al ritmo
que tengo en el pecho
es tanto lo que te amo
que te puedo encontrar
en todo lo que tenga ganas
y el mundo se vuelve más tierno
más habitable, más ameno
si sé que estás vos conmigo
para vivirlo.
me esparzo lenta sobre tu cama
y con tus dedos me escribo
tu nombre en el cuerpo
me esparcís bella sobre tu cama
y mis suspiros cobran vida
al sonido de tu voz
entrando y saliendo de mí.
nos veo juntas sobre tu cama
eternas, el retrato
de dos Venus enamoradas
de dos mujeres
desentendiéndose del tiempo
quitándose el miedo
queriendo con cordura
disfrutando de El Beso
y no te alejes, quiero seguir
besándote lento
hasta que los años
pasen corriendo
de tu boca a la mía
como un puente en movimiento.
seguí besándome
que mi lengua no sabe de tregua
que me olvidé cómo decirte
cualquier cosa que no sea mi amor
que el abecedario me parece inútil
si no termina y empieza
con la curva de tus dedos
y la dulzura de tu boca
diciéndome cosas
intransferibles a la hoja:
te miro y pido un deseo
es que tenes ese algo
como las pestañas
y las estrellas fugaces
y las horas pares
que me hacen creer
que puedo tener
todo lo que quiero
porque ahora sí
porque ahora estás acá
y ahora te tengo
y eso es todo lo que quiero-.