El Tinkunaco, la festividad religiosa más emblemática de La Rioja, se celebrará hoy al mediodía frente a la Casa de Gobierno. Esta ceremonia, que data de hace más de 400 años, simboliza el encuentro y pacto de paz entre los pueblos originarios y los colonizadores españoles.
En una entrevista con La Red, el padre Emanuel Varas indicó que “llevamos en la sangre lo que es el Tinkunaco. El amor a las imágenes y lo que representa cada una de ellas, San Nicolás y el Divino Niño Jesús alcalde”.
La festividad comienza con la salida de la imagen de San Nicolás de Bari desde la Catedral, representando al pueblo español, mientras que el Niño Jesús Alcalde, simbolizando al pueblo diaguita, parte desde la Iglesia de San Francisco. Ambas procesiones convergen en un emotivo encuentro que reafirma la paz y la unidad entre las comunidades. “Es el significado de la paz, el significado de la condonación personal para con Dios y para con el hermano”, explicó el sacerdote.
En el contexto del Año Jubilar, el padre Varas resaltó el mensaje de renovación espiritual que conlleva esta celebración: “Para todos los años es un volver, un renovar, un pacto de alianza.” Además, vinculó el Tinkunaco con el llamado del Papa Francisco a ser “peregrinos de la esperanza”, instando a la comunidad a reflexionar sobre su compromiso con la fe.
El sacerdote destacó también que este año jubilar invita a recordar que la cruz es símbolo de esperanza: “Todos cargamos una cruz, y esa cruz no hay que abandonarla. Esa cruz donde surge la experiencia, no tan sólo de fe, sino de la espera genuina de aquel que nos libera.”
Las actividades del Tinkunaco continuarán con la tradicional procesión por el centro de la ciudad el 1 de enero y concluirán el 3 de enero con la despedida del Niño Jesús Alcalde frente a la Casa de Gobierno. El padre Varas reflexionó sobre el significado de estas tradiciones: “Nos ayuda a afrontar esos problemas, no a esquivarlos. Tampoco nos los va a quitar, pero sí a ver, en un discernimiento genuino, que se puede llevar una vida más plena, más genuina, una vida de santidad.”