El programa monetario y financiero que implementó Guido Sandleris, titular del Banco Central, fue crear una aspiradora que bautizó Letras de Liquidez (Leliq) para absorber los plazos fijos que se hacían en los bancos y que no encontraban contrapartida en aumento de la demanda de crédito.
Para las entidades parecía un negocio brillante y sin riesgos. Tomaban dinero del ahorrista a una tasa de menos 50% anual y se lo recolocaban en los primeros días de octubre al 73% al Banco Central. Fue así como la entidad se quedó con el 70% del crédito del sistema. Fue lo más parecido a una estatización de la banca.
Pero la renovación de plazos fijos comenzó a menguar y llegó al sumun esta semana donde se liberaron casi $150 mil millones porque el Banco Central no podía colocar todas las Leliq que deseaba, ya que los bancos no disponían de efectivo porque sus clientes, especialmente los institucionales, las empresas que depositan más de $150 millones, no les renovaban plenamente los plazos fijos y les reclamaban los pesos. Ellos estaban dolarizando sus carteras.
En la semana se vio que esos pesos fueron a buscar dólares y en 5 días hábiles la divisa al público aumentó $4,02, a $46,90 por unidad, significó un salto de 9,35%. Pero el dólar mayorista, que es el que rige la vida de la economía porque es con el que se maneja el comercio exterior, el giro de utilidades y las grandes transacciones, en ese lapso creció $4,07 a $45,97, subió 9,71%, similar a la tasa de inflación acumulada en el bimestre marzo a abril.
El dólar pasó a ser el objeto del deseo y el Gobierno le dio más atractivo porque se resignó a la volatilidad y Mauricio Macri admitió que habrá que acostumbrarse a convivir con la volatilidad
Llama la atención que la lucha estuviera centrada en el valor del dólar y no en bajar la inflación. De hecho, con el tipo de cambio en sus mayores niveles del año, la inflación alcanzó cumbres de crecimiento. Es que las baja del tipo de cambio no son derrotas, sino meros movimientos de acechanza a la espera de tiempos mejores donde en pocos instantes recupera el atraso que lleva semanas conseguir, como ocurrió desde marzo, luego del movimiento bajista enero y febrero.
De esta manera, se llega a fin de abril con la inflación intacta, el dólar en su apogeo y el récord del Índice de Riesgo País. En pocas palabras, la perinola cayó en la posición "pierden todos".
Traslado a precios
Los más grandes derrotados fueron los asalariados que soportaron un ajuste inútil y se manifiesta en contracción del consumo, porque esta suba del dólar atrasará las tarifas y no contendrá los precios. En este marco, rige el sálvese quien pueda y van a trasladar, llegado el momento, los mayores costos a precios. Tal vez esto no se vea en mayo porque hubo una fuerte remarcación previa, pero en los meses subsiguientes el acuerdo de precios será un recuerdo.
Las Leliq llegaron a pagar en la primera semana de su debut, en octubre de 2018, una tasa promedio de 73,52% anual y el dólar había sido domesticado en el mercado mayorista a $37,90, cuando unos días antes había llegado a cotizar a $44, como valor intradiario. Desde entonces la tasa de inflación acumuló un 25 por ciento.
La fiebre por las Leliq duró hasta mediados de febrero 2019 cuando los inversores comenzaron a notar que la divisa le empezaba a ganar a la inflación y se estaba comiendo las enormes ganancias en dólares que estaba dando el plazo fijo.
El final de la película es conocido. Las Leliq se licitaron este viernes a 71,87% anual y la cotización del dólar mayorista cerró a $45,97. Esto quiere decir que a pesar de que las tasas siguieron altas el dólar subió en ese lapso desde los primeros días de octubre a hoy 21% y las tasas siguen en el mismo nivel con el que nacieron.
Fuente: Infobae