
Se calcula que 1 de cada 10 mujeres/personas menstruantes en edad reproductiva puede padecer endometriosis. Según la organización Endohermanas Riojanas en la provincia la padecen 514.
“Tuve mi primer ciclo menstrual a los 9 años y a los 10 ya empecé con esto de las menstruaciones largas, los desmayos permanentes, que en mi casa ignoraban totalmente. Mi primera cirugía fue a los 13 años”, cuenta Ivana Ochoa, referente de EndoHermanas riojanas. La endometriosis llegó a marcar su vida no solo en lo que respecta a la salud, sino también en lo laboral, en lo personal, en lo económico y en lo social.
Para poder entender de qué hablamos cuando nos referimos a esta enfermedad, la ginecóloga y especialista Evangelina de Caminos, explicó en diálogo con Radio La Red que la endometriosis en sí, por definición, es tener tejido endometrial por fuera del endometrio.
“El endometrio es la formación interna del útero, donde tiene sus células endometriales, que son estimuladas mes a mes para albergar un embarazo. Si no hay un embarazo hay una menstruación y en realidad nosotros no menstruamos sangre, sino que menstruamos endometrio”, detalló.
Existen distintos tipos de endometriosis de acuerdo a la forma y el lugar en el que se localiza el endometrio, y también diversos teorías o hipótesis sobre por qué sucede esto; lo cierto es que la medicina no ha podido revelar aún de forma certera cuál es su causa. Tampoco se logró una cura.
Estar atentas, llegar a tiempo
Tanto Ivana como De Caminos coincidieron en insistir en que prestar atención y concurrir a la consulta con un especialista es primordial.
Entre los síntomas más difundidos se encuentran las menstruaciones largas, dolorosas y abundantes, pero erróneamente suele creerse que “la menstruación dolorosa es normal”. Desde la Sociedad Argentina de Endometriosis alertan que esta subestimación, en muchas oportunidades, silencia los síntomas de la endometriosis y retrasa su diagnóstico.
“Hoy cualquier paciente que consulte por dolores menstruales, que es la dismenorrea, lo primero que tenés que pensar es que sea una endometriosis, y no lo último”, indicó la especialista. Pero la demora en las consultas y la complejidad para poder llegar a este diagnóstico, hace que actualmente, en promedio, la enfermedad se diagnostique cuando ya lleva entre 7 u 8 años de evolución. También suele traer aparejada la dificultad para quedar embarazada, otro síntoma al que estar alerta.
Según el registro de EndoHermanas Riojanas, en la provincia son 514 las mujeres que padecen esta enfermedad. “Si somos 20 las que tenemos obra social, somos muchas”, advirtió Ivana dejando en claro la gravedad de la situación. Incluso, contó que la gran mayoría de las pacientes solo cuenta con planes sociales que resultan insuficientes para costear la medicación. Por esta razón, muchas mujeres no asisten al control médico, o no pueden continuar con los tratamientos y eso repercute gravemente en su calidad de vida.
Una deuda pendiente
“A causa de no tener una licencia yo he perdido mis órganos. Yo sí tenía una mínima posibilidad de hacer un tratamiento para poder ser mamá”, cuenta Ivana entre lágrimas y agrega: “Es muy difícil superar, porque se me quitó posibilidad de mejorar mi calidad de vida en todos los aspectos”. Con una ley que las ampare, posiblemente su realidad y la de muchas mujeres, sería diferente.
“¿Me tengo que bajar la bombacha para que veas que yo estoy menstruando? Me parece algo injusto. Por eso pedimos la ley, para que nos respalde y nos crean, porque no nos creen que tenemos endometriosis”, confesó.
Según cuenta Ivana, en el 2020 se presentó en la Cámara de Diputados de la provincia el proyecto de ley para el Tratamiento Integral Temprano de la Endometriosis con perspectiva de género.
Este proyecto, presentado por la exdiputada Sonia Torres, declara a la endometriosis como una enfermedad crónica, garantiza el acceso integral y gratuito a la detección, diagnóstico, tratamiento, control y terapias de apoyo necesarias y otorga cobertura integral de las obras sociales y prepagas de todas las prácticas preventivas, diagnósticas y terapéuticas que demande el tratamiento de la Endometriosis. Pero aún no se aprobó.
Para las Endoheramanas, esta es una realidad desesperante. En La Rioja ni siquiera cuentan con un equipo interdisciplinario preparado para acompañarlas.
Vivir con una enfermedad de la que no se habla y que constantemente es subestimada, es extremadamente difícil. Ivana contó que al principio no tuvo la contención psicológica necesaria y que se sintió sola y triste al recibir el diagnóstico. Ni siquiera podía nombrar lo que pasaba en su cuerpo. “Cuesta que la familia te entienda, o que las parejas acepten esto. Te dicen ‘oh, otra vez menstruando’, ‘otra vez con dolor de cabeza’, ‘vivís enferma’… es muy vergonzoso y duro cuando preguntan cuándo tendremos un hijo”.
“Yo espero y sigo esperando que esto llegue a nuestro Gobernador y que nos reciba”, reiteró en un desesperado pedido.
Por ahora solo recibieron promesas vacías, pero ellas no bajan los brazos. Siguen luchando para que La Rioja cuente con una ley de endometriosis que les permita mejor su calidad de vida.
