Cada 8 de agosto se celebra en todas partes del mundo el día del gato gracias al Fondo Internacional para el Bienestar Animal. Este día, conocido como el Día Internacional del Gato, es una oportunidad para rendir homenaje a nuestros reyes y reinas felinos.
Te despertás a través de sus maullidos, pidiéndote, no exigiéndote que lo alimentes de forma inmediata. Ni un segundo más tarde. Luego, se acostará en tu regazo para comenzar con una de sus actividades favoritas: amasar. Vos, siervo de tu michi, no podrás levantarte hasta que él dé señales de que ya terminó su tarea, pero muy probablemente los planes de tu michi sean seguir acostados un rato más juntos.
Una vez levantando verás en tu cocina y comedor todo un desastre doméstico que dan señales de que la noche anterior reinó el caos y la destrucción para tu michi. Suspiras, y vas a buscar una escoba, porque tener la casa sucia puede estresar a tu majestad felina. Pronto tendrás que vestirte y arreglarte para ir al trabajo, no olvides que una de las razones por las que cumples con tus deberes laborales es para proporcionarle todo tipo de lujos al rey de la casa: pescado, juguetes, collares y un arenero bien limpio son algunos de los gastos que deberás costear para mantener contento tu gato.
Los gatos saben qué hace cientos de años atrás eran considerados (muy acertadamente según ellos mismos) como dioses para el antiguo Egipto: Bastet, la diosa egipcia con cabeza de leona o gato, simbolizaba la protección, la fertilidad y el hogar. Los gatos eran vistos como sus representantes en la Tierra, y cualquier daño que se les causara era severamente castigado. Estos animales, admirados por su habilidad para cazar y proteger los graneros, se convirtieron en símbolos de la gracia y el poder divino.
Hoy en día este status se desvaneció, pero la relevancia y admiración a los gatos nunca desapareció del todo. En la cultura moderna, especialmente en Occidente, los gatos son tratados como reyes y reinas del hogar. Su independencia, elegancia y comportamiento a menudo se interpretan como una exigencia de respeto y adoración por parte de sus dueños. Redes sociales como Instagram están llenas de imágenes de gatos mimados, descansando en lujosas camas o disfrutando de costosos juguetes, demostrando que, aunque sus días como deidades hayan quedado en el pasado, su estatus elevado continúa.
Actualmente, no se encuentran grandes diferencias entre los gatitos egipcios que eran considerados como dioses y gozaban de millones de lujos y seguridades, con el gatito contemporáneo, que duerme en la cama de su dueño (esclavo) y cada vez que se va a pelear a los techos del barrio genera una preocupación letal su Karen.
Pero, ¿Quiénes son las Karens? ¿De dónde surgió este denominador común que hace referencia a las dueñas de gatos? Cuando navegamos por las redes sociales, es muy usual ver en este nombre femenino unido a los gatos, con memes, publicaciones o referencias culturales. Las jóvenes mujeres de nuestros tiempos se identifican más con este nombre que con ningún otro, y quizás una de las grandes aspiraciones de ellas sean convertirse en una Karen, en vez de en una Esposa o Madre.
Todo comenzó en marzo de 1996, cuando Scarlett, una gata callejera en Brooklyn, Nueva York, fue encontrada rescatando a sus crías de un edificio en llamas. A pesar de sufrir graves quemaduras y quedar ciega, Scarlett se aseguró de que todos sus gatitos estuvieran a salvo antes de colapsar. Llevada a una clínica veterinaria por los bomberos, Scarlett y sus crías recibieron atención, aunque uno de los gatitos no sobrevivió. Su historia, junto a la de su cuidadora Karen Wellen, conmovió al mundo, convirtiéndose en un símbolo de amor y valentía.
Si hay un video que ejemplifica el deber-ser de las Karens es el fragmento popular que se viralizó hace un tiempo en redes sociales, sobre un reportaje que le hicieron a una señora argentina que cuenta la experiencia de vivir con un michi a la perfección, en el video la señora cuenta: “Es la primera vez que tengo mascotas, nunca se me había ocurrido tener un animal, pero como ahora vivo sola. Llegó y ya sé que le tengo que dar de comer a alguien, tengo que vacunar a alguien; que tengo a alguien al lado mío. Duerme arriba de mi cabeza, y me vuelve loca, se llama Trotsky, aparte”. Rápidamente el video se compartió en cuanta red social existiese, y los usuarios empatizaron a la perfección con el relato de la vecina, porque todos tenemos un Trotsky que nos vuelve un poco locos.
Pese a lo pesado que suena tener un gato en la familia, todos los dueños de ellos pueden afirmar de la hermosa experiencia que simboliza tener un miembro felino en la familia: El no saber cómo retarlos cuando se mandan un moco porque sabes que con ellos no funciona; el enternecerse cuando duermen en una posición adorable; el no querer moverse un centímetro cuando están arriba de tu regazo; el cocinar con la música de sus maullidos o el miedo helado que recorre cuando los ves subidos inesperadamente en la cima de un árbol.
Hay estudios que revelan lo bien que hacen los gatos para la salud física y mental de las personas, incluso hay toda una ola que afirma que sus ronroneos tienen poderes mágicos que alejan las malas energías. Y el cariño que se les tiene sirven como ejemplo de cómo hay que vincularse con las personas gracias a la célebre frase de Julio Cortázar, que reza: “Querer a las personas como se quiere a un gato, con su carácter y su independencia, sin intentar domarlo, sin intentar cambiarlo, dejarlo que se acerque cuando quiera, siendo feliz con su felicidad”.
Aunque ya no se les vea como encarnaciones de dioses, los gatos han logrado mantener su lugar como figuras veneradas, ahora como monarcas indiscutibles en el reino de nuestros hogares. Esta transición, de dioses a reyes y reinas, es un testimonio del profundo y duradero vínculo entre los gatos y los humanos.