Apenas un cuarto de lo que tendrán que desembolsar los partidos políticos que tienen posibilidades de sentar a su candidato en el sillón de Rivadavia. Suena a poco, pero el monto máximo establecido por la Justicia para gastar en campaña es casi el doble de lo que se había estipulado para la última elección presidencial, en 2011.
Un candidato presidencial podrá gastar hasta $ 254 millones en su campaña electoral, de acuerdo a la acordada 14/2015 publicada esta semana por la Cámara Nacional Electoral. Un 93% más que en los comicios de 2011, cuando el límite total era de $ 131 millones. El documento al que accedió LA NACION fija los montos máximos de los gastos a nivel nacional y provincial, así como también el tope de aportes tanto de personas físicas como de empresas para todo 2015.
Los partidos podrán destinar $ 169.812.774 para los postulantes que se presenten en las elecciones generales sumados a otros $ 84.906.387 destinados para las PASO. Pero en los hechos, los sellos podrán manejar este año mucho más dinero en blanco, es decir, registrados en sus balances electorales. Algunas maniobras legales permitirán ahora disponer de topes superiores a los $ 500 millones. Un aumento significativo que es, para muchas agrupaciones, una bocanada de aire que permitirá blanquear buena parte de su campaña.
"¿Por qué aumentó? Básicamente por la inflación. El Estado decidió duplicar el dinero que se le entrega a los partidos políticos, entonces nos parecía que lo más sincero era aplicar ese aumento a los topes de gastos", explicaron desde la Cámara Nacional Electoral.
Los partidos políticos, sin embargo, estiman que para llegar a la Casa Rosada desembolsarán en la campaña presidencial unos $ 1000 millones, según pudo averiguar LA NACION en 40 entrevistas realizadas con candidatos, operadores, funcionarios, empresarios y recaudadores. El número esbozado por estos especialistas es, por lo menos, el doble de lo permitido por la ley. "Sólo imprimir cuatro padrones de boletas (lo que utilizan las grandes fuerzas para las jornadas electorales y para hacer proselitismo) nos costará 120 millones de pesos", dijo un hombre que maneja los números de un candidato presidencial.