La Rosa se quedó con el tercer puesto al imponerse este viernes a la Argentina 26-23 en el Stade de France de Saint Denis
No se dio. La medalla de bronce relucirá en el pecho de los ingleses, que ganaron por 26-23 un luchado partido por el tercer puesto en el Stade de France. Los Pumas no arrancaron bien pero jugaron un buen segundo tiempo, sobre todo con coraje y amor propio. Pero no alcanzó y, en su tercera vez en semifinales, el equipo volvió a salir cuarto, como en el 2015, y así se despide del Mundial de Francia. Queda el del 2007, con Pichot a la cabeza también en este país, como el único tercero.
Ya desde el minuto de juego comenzó a verse el equipo de la primera fase más que el de cuartos de final, el que le ganó a Gales, con su mejor versión en el ST (29-17, con parcial 23-7 en los últimos 40’). Algunas discutibles decisiones y muchos errores de pérdida de pelota para que Inglaterra aplicara su especialidad: además de patear a cargar todo el tiempo, cambiar yerros ajenos por puntos propios. Por ejemplo, al 1m20’, Cubelli cometió penal y Farrell marcó los primeros 3.
A los 7’, luego de una mala conexión de Isa y Rubiolo, los ingleses recuperaron la pelota y terminaron apoyando el try de Earls, que se filtró entre Cubelli y González (error de la marca).
A los 11, de un line propio y descontrolado que manoteó Petti, llegó otro penal que Farrell no desperdició. A los 12’ Inglaterra, con el 59% de posesión, se imponía 13-0 ante unos argentinos que no honraban sus declaraciones asegurando un hambre y capacidad óptimas para ir por la medalla. Habían entrado fríos, como la noche en París, ya sin lluvia pero con 11 grados complicados.
Si bien Los Pumas siguieron en esa senda de imprecisiones, al menos pelearon el control de la bola porque levantaron los forwards. González agarró la bandera con un robo de line y sus corridas; De la Fuente se contagió y, con su presión solitaria en el ruck frente al fullback Smith provocó el penal que Boffelli transformó en los primeros porotos nacionales. Como en la fase inicial (Inglaterra, Samoa y hasta Japón), la Selección había dispuesto de una ocasión anterior para pedir palos pero fue al line y la terminó perdiendo, incluso tras contar con un scrum. Al menos Los Pumas atacaban.
Sin embargo, no aprovecharon el momento porque Kremer perdió una nueva pelota, que derivó en el cuarto envío adentro para Farrell. Aunque antes de que terminara la etapa, una jugada que arrancó con un buen tándem Mallía-Boffelli por derecha, fue a la izquierda para una nueva corrida de González. Se armó el continuado y ya, cerca del ingoal, Cubelli amagó a pasarla pero se estiró él y anotó. No era malo el 10-16 al descanso.
Sobre todo por el inicio del ST. Al revés del PT, Youngs se equivocó y le regaló un line a Los Pumas. De la hilera salió la jugada que, vivo, Santiago Carreras, al ver que enfrente tenía al hooker (Dan) y a un pilar (Genge), los encaró y pasó como poste para armar su mejor maniobra (try) como 10 en el Mundial. Lo malo es que después la embarró al sacar un kick anunciado que le tapó el hooker inglés, para cobrársela con otro try. Así seguían iguales.
El marcador se alteró con un penal de Boffelli a los 9’ pero, como se dice en el fútbol, después comenzaron a prestarse la pelota. Literalmente a las patadas. Nadie se animaba a tomar el partido por el cuello, ambos se equivocaban, y así no pasaba nada. Sí, los cambios en los dos equipos. Tras otro error de Carreras (dejó adentro la pelota en un penal a favor), ingresó Sánchez; también Creevy por Montoya. El hooker, al menos, tenía su despedida mundialista (récord argentino con 22 partidos por Copas con 25’), aunque no de Los Pumas, a los 38 años, marca global con 108 tests..
Farrell y Sánchez (llegó a los 902 tantos en Los Pumas, único que pasó la barrera de los 900) intercambiaron penales para que el partido siguiera apretado, 26-23 a favor de los ingleses. Faltaban diez minutos sin un claro dominador.
A los 72’, el DJ del estadio levantó a los argentinos con el “Maradó” de Rodrigo. Pero para emparejar, después puso un tema de las Spice Girls. Había 77.674 personas en el estadio, algunas con ganas de bailar; la mayoría, nerviosas por el desenlace.
Mateo Carreras no lo estaba, y petiso como es, sentó de traste a Smith para que la jugada terminara en el penal del empate, pero Sánchez le erró por el primer palo. Mientras tanto, Mallía (había quedado como capitán) sufría calambres o vaya uno a saber qué. Al equipo no le sobraba nada, menos los minutos…
Quedaban 3 y, si bien se atacaba, Bazán Vélez cometió knock on para que la esperanza se fuera diluyendo. Si bien se había mejorado en el ST, el envión no alcanzó para colgarse la medalla. El bronce quedó para Inglaterra.
*Con información de Diario Olé