Una veintena de vehículos arrastrados por el agua, casas inundadas, caminos destrozados, daños en la infraestructura pública y privada, 80 familias evacuadas y mucha desesperación fue el saldo del temporal desatado entre la noche del domingo y madrugada del lunes.
Si bien continúan las lluvias y la angustia por las pérdidas y los daños, la gente del lugar paulatinamente retorna a su vida normal, con el temple y el coraje necesarios para emprender las tareas de la reconstrucción. La del pueblo y la de la esperanza en un futuro mejor.
Fuente: El Ancasti