El piloto del parapente en el cual viajaba la médica tucumana Natalia Vargas brindó una entrevista al diario La Gaceta y reconoció que cometió un error en el proceso de seguridad previo a volar.
"Estábamos volando y en un momento ella se da cuenta de que no estaba enganchada y comenzó a desesperarse. Yo intenté tranquilizarla, porque pensaba que estaba mal sentada. Cuando traté de ayudarla me di cuenta de que no estaba enganchada", dijo el instructor.
En el mismo sentido, detalló: "Atiné a agarrarla lo que más pude, pero cayó. Lo que quiero aclarar es que esto no sucedió porque ella haya tenido un ataque de pánico, sino que ella tuvo mucho miedo y se desesperó cuando vio que no estaba enganchada", dijo Ariel Salazar al medio gráfico tucumano.
El instructor Salazar mantuvo un encuentro con el padre de la joven fallecida.
En un principio, la empresa Loma Bola salió al cruce de las críticas y dijo que Salazar no hablaba públicamente porque estaba shockeado.
Esta situación generó un cruce de acusaciones, porque la empresa sostenía que el instructor aseguraba que la joven profesional había sufrido un ataque de pánico en pleno vuelo.
Salazar le contó a La Gaceta que luego se reunió con Juan José Vargas, el padre de la víctima. "La charla con el padre de Natalia fue dentro de todo tranquila, fue una conversación necesaria para ambos. Él me contactó y quedamos en vernos. Le conté todo lo que recuerdo. Más que nada, a mí me interesa aclarar algo, porque se habló demasiado y se insistió con el tema de pánico de Natalia en el aire", dijo.
El instructor remarcó que ella no tuvo un ataque de pánico, sino el lógico miedo de saberse no asegurada correctamente.