Si había alguna esperanza de la épica, Golden State Warriors se encargó de darle un cachetazo de realidad a San Antonio Spurs. Si alguien soñaba con una función más de Manu Ginóbili , en el AT&T Center, Klay Thompson se encargó rápidamente de enviar señales que no iba a existir tal cosa. Fue un final casi inevitable: en la casa del campeón manda el campeón. En la casa de los Warriors, suelo del moderno showtime, se cerró la temporada 16 en la NBA del bahiense de 40 años y se abrió el gran interrogante. Resultó un 4-1 con cierta lógica, porque los Warriors fueron segundos en la Conferencia Oeste y los Spurs penaron para llegar a la postemporada. Tuvo un cierre digno para todos, para el campeón, para su visita y para el propio Ginóbili, luchado hasta el último segundo y emotivo hasta el suspiro final: 99-91.
En tierra del campeón, Golden State Warriors , se imponen las condiciones desde el primer instante. Las tribunas tapizadas de amarillo simulaban una marea humana que pedía que el dueño de casa le diese una mensaje pronto a San Antonio Spurs . Fiel a su estilo que equipo de Steve Kerr castigó con ataques rápidos, buenos movimientos en la pintura y un latigazo de Draymon Green de tres puntos que obligó a Ettore Messina a pedir un tiempo muerto con apenas 2 minutos, por un 7-0 que encendió las alarmas en los texanos. Es que en el quinto juego de la primera ronda de playoffs de la Conferencia Oeste con un 3-1 abajo es demasiado peligro dejar una corrida semejante. Pero los Spurs no querían dejarse llevar por delante y se pusieron en línea para dar pelea.
El ajuste del entrenador italiano, que está reemplazando a Gregg Popovich, dio su resultado, porque San Antonio respondió con una buena defensa, comenzó a acertar sus lanzamientos y achicó la ventaja a la mínima (11-10). Se mantuvo el primer cuarto con buenos cambios defensivo y buenas rotaciones desde los dos lados. Thompson e Iguodala sostuvieron el buen arranque y Patty Mills, con dos bombazos de tres puntos, sostuvo a Spurs al acecho. Y Aldridge con algo más de tres minutos para el cierre logró igualar el partido en 15 puntos. Por primera vez en el arranque Spurs pudo ponerse al frente (18-17) con un triple de Manu Ginóbili. El cierre del primer cuarto mostró a los Warriors dominando el marcador (22-20), pero San Antonio supo reponerse a un mal arranque y demostró que no estaba en el campo para mirar cómo se floreaba el campeón.
El segundo cuarto comenzó a mostrar a Golden State con más energía defensiva, lo que provocó que su rival no tomase buenas determinaciones en las manos de Danny Green o Pau Gasol. Apenas Tony Parker estuvo correcto en la segunda unidad de los Spurs, ya que pareció tomarle el pulso a Cook. Incluso Manu Ginóbili estuvo poco en el campo, apenas 5 minutos, porque cometió dos faltas muy seguidas en el primer cuarto que lo obligaron a ir al banco de los suplentes más pronto que lo habitual.
No es simple sostener el ritmo del campeón y San Antonio lo pagó, porque si bien Durant pareció apagado en el comienzo del partido, encontró Golden State en Klay Thompson las soluciones para darle aire a su equipo con 18 puntos, y una gran tarea en los cambios defensivos. La máxima diferencia la sacó 39-28 y la gente comenzó a sentirse más relajada porque su equipo estaba mostrando parte de su buen repertorio. Trató de mantenerse cerca San Antonio con un triple de Mills y un doble de Murray, pero volvió a pegar el campeón con Iguodala desde los tres puntos y Durant sumó su talento. Y para cerrar con el sello de los Warriors, cuando la gente empezó a gritar por ellos, Thompson clavó un triple sobre la bocina que hizo estallar el Oracle Arena para cerrar la primera parte arriba por 11 puntos: 49-38.
Un trabajo lento pero efectivo llevo a Golden State a marcar diferencias en el momento que mejor lo sabe hacer: en el tercer cuarto. Llegó a estar 15 puntos arriba (62-47) y con una efectividad cerca del 50%, mientras que San Antonio minuto tras minuto se fue quedando sin respuestas en el ataque. Volvió a tener problemas para meter el balón y no llegaba al 30% de efectividad en los tiros de campo (17-57) antes del cierre del tercer período. Demasiado poco para intentar quebrar al campeón, que no tuvo una buena noche desde su especialidad: los tres puntos (5-21).
Con algunas determinaciones equivocadas de Mills, de Gasol, con Aldridge con una energía diferente a la del cuarto juego, le fue muy complicado a los Spurs mantener el ritmo de Warriors, que se puso en línea poco a poco y Durant comenzó a hacer mucho daño en el ataque. Un triple casi sobre el final del período pareció ser el golpe más contundente porque puso a 16 tantos arriba al campeón (79-63). Sin embargo, apareció Aldridge con un lanzamiento sobre la bocina que cerró el cuarto 79-65.
El desenlace se fue diluyendo entre los intentos por regresar al partido de San Antonio y todo el talento de Thompson y de Durant. Ante cada acción de los Spurs con Aldridge, Mills o Anderson por acortar las distancias, el dueño de casa respondía con bombazos de media distancia del 35 de Warriors y con la mano perfecta del 11. Ahora bien, la franquicia de Texas no se iba a entregar tan fácil, comenzó a hacer buenos cambios ofensivos a poner en movimiento el balón y acordó la distancia a un dígito 89-83, con 2 minutos y 35 segundos para el final del partido.