WARE, Inglaterra.- El destino suele ofrecer jugadas que ni el mejor guionista puede imaginar. Algo de eso hay en esta historia de Nicolás Sánchez . Una lesión de Juan Martín Hernández le abrió un lugar para quedar en la lista del seleccionado argentino de rugby que participó en la última Copa del Mundo , en Nueva Zelanda, cuatro años atrás. En ese entonces era, con 22 años, el más joven del equipo y apenas jugó un puñado de minutos en el partido ante Rumania, en la fría y lejana Invercargill.
En 2012, en el primer Rugby Championship, ya con Hernández repuesto y de vuelta con la camiseta número 10, el destino de Sánchez seguía siendo el de suplente. Pero horas antes de la revancha con los Springboks, en Mendoza, Hernández se lesionó y, entonces, el tucumano, apodado El Cachorro por los periodistas de esa provincia, debutó como titular en un test de alto nivel. Entró abrazado como si fuese su hijo por su compañero de Lawn Tennis, Julio Farías, y jugó un partidazo hasta que un músculo dijo basta. Se fue llorando de la cancha.
Después de ese partido, la camiseta N° 10 de los Pumas le quedó a él y Hernández se trasladó al puesto de primer centro o de fullback. La llegada de Daniel Hourcade fortificó la pareja 10-12 con ambos. Pero el gran nivel que volvió a tener el Mago de 2007 en la última temporada, especialmente en el histórico triunfo ante los Boks, en Durban, le abrió ahora a Sánchez otra puerta muy distinta a la de 2011: esta vez Hernández es, en el buen sentido deportivo, una amenaza para su titularidad como apertura. Sánchez sabe perfectamente que si no tiene un buen rendimiento, el entrenador puede recurrir a la excelente opción que le da el polifuncional que tiene este equipo.
Inevitablemente, la charla con Nicolás Sánchez arranca por ahí. En uno de los rincones del hotel/castillo en el que se alojan los Pumas en Ware, al norte de Londres, esperando el test de pasado mañana con los All Blacks , el tucumano que llevará la misma camiseta quizá más pesada, la que portaron en otros Mundiales nada menos que Hugo Porta, Felipe Contepomi, Gonzalo Quesada (goleador del 99) y el mismo Hernández, empieza a hablar.
-Sé todo lo que me juego acá. Es el desafío de mi vida. No lo digo por compromiso, pero tener a un jugador como Juan al lado, o atrás, me potencia. Al lado, ni hablar, porque es una descarga perfecta y, atrás, porque yo me siento más motivado con esa competencia. Tengo claro que si juego mal puedo perder la titularidad, pero eso también te sirve para crecer.
– Algo de eso pasó en noviembre, acá en Europa. No tuviste un buen partido en Escocia, como el resto del equipo; fuiste suplente de Hernández con Italia y con Francia volviste mucho mejor. Hasta metiste 3 drops.
-Por eso te decía. A veces vienen bien esas situaciones para ver que no podés dar ventajas. De todos modos, me siento muy bien, en un gran momento.
-En estos cuatro años te cambió totalmente la vida, no sólo en el rugby, aunque sí por él.
– Sí, a veces no puedo creer cómo pasó todo tan rápido. Jugué cuatro Rugby Championship, me fui a Francia, primero en Bordeaux y después en Toulon, que fue un sueño, por tener al lado a tantas figuras. Me acabo de casar (Josefina Arregui es su novia desde los 16 años), me voy a instalar en Buenos Aires para jugar la franquicia. Estar radicado en la Argentina, que si bien es complicado por las cosas que pasan en el país, es muy bueno porque tendré a mi familia y a mis amigos más cerca.
– Tuviste nada menos que Angel Papuchi Guastella de maestro. ¿Qué fue lo que más aprendiste de él?
– Sí, y Papuchi cada vez que me ve me recuerda que él me decía que lo más importante era estudiar, no jugar bien al rugby. Aprendí eso y, en cuanto al juego, la importancia de las destrezas. Desde chiquitos nos insistía con saber pasar la pelota.
-Pero en lo del estudio no le hiciste caso.
-No, la verdad que no. Todos estos años fueron rugby. Pero Papuchi tiene razón. Hay que estar preparado para cuando uno deje de jugar.
-¿Y qué vas a hacer cuando ya no juegues más? ¿Pensás estudiar?
– Ya no. Pero voy a llevar adelante algunos emprendimientos con mi padre.
-Ya hablamos de Hernández. ¿Cuál fue tu modelo de apertura?
-Wilkinson [Jonny]. Siempre lo miré y me fijé en todo lo que hacía. Es mi modelo de apertura.
-Y en Toulon lo tuviste al lado.
-Te juro que cuando me vino a dar indicaciones me puse más nervioso que el día que me tocó debutar en los Pumas. No sabía ni cómo hablarle. Es un fenómeno. Me enseñó muchísimo.
– ¿Mejoraste la patada después de haber estado con él?
– Sí, porque él es un perfeccionista, no se le escapa ningún detalle. Lo que más me ayudó a mejorar fue en la posición a la hora de patear, en cómo inclinar más el cuerpo. Y en la concentración, que es decisiva.
-Faltan pocas horas para el debut soñado: los All Blacks, en Wembley. ¿Qué ronda por tu cabeza antes de un partido así?
-Voy imaginando cuestiones posibles. No sueño con locuras, con que voy a hacer un "sombrerito" y me voy a ir solo debajo de los palos. Imagino por dónde los puedo quebrar, por dónde nos pueden atacar.
-¿Y vas a volver a tirar un sombrero en las 10 yardas propias como en el último partido con los All Blacks?
-¿Por qué no? Si se puede hacer, lo haremos.
-A propósito, hay una idea, quizá errada, que estos Pumas están atados a un libreto de jugar la pelota siempre desde cualquier lado, lo que no siempre es aconsejable.
-No es así. El equipo tiene, es cierto, una idea definida de arriesgar, de sorprender con la pelota, pero nadie está limitado a nada. Esto es un Mundial, y si hay que poner la pelota arriba y a la carga barraca, se hará.
El destino le tiene preparado un nuevo guión a Nicolás Sánchez. Privilegiado, en este caso: llevar la 10 de los Pumas en el debut de un Mundial. En Wembley, con los All Blacks. Esta vez, con Juan Hernández al lado.
El N° 10 de los Pumas en los Mundiales
-1987: Hugo Porta
-1991: Lisandro Arbizu
-1995: Guillermo del Castillo
-1999: Gonzalo Quesada
-2003: Felipe Contepomi y Gonzalo Quesada
-2007: Juan Martín Hernández
-2011: Felipe Contepomi y Santiago Fernández
Fuente: La Nación