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La crisis hídrica y la sequía extrema son problemas recurrentes en la provincia de La Rioja, especialmente para el sector ganadero. Frente a esta problemática, un grupo interdisciplinario de profesionales riojanos desarrolló OporTUNA: El Agua que Sembramos, un proyecto de política pública destinado a ofrecer una solución innovadora y sustentable.
El proyecto, que fue elaborado dentro del programa de formación del Consejo Federal de Inversiones (CFI) Gestión para el Desarrollo, resultó ganador entre diversas iniciativas presentadas a nivel nacional. Su propuesta se basa en la implementación de un cultivo combinado sin necesidad de riego, utilizando principalmente la tuna, una planta capaz de almacenar hasta un 90% de agua.
En diálogo con La Red, Pirén Ptasik, licenciada en Audiovisión de la Universidad Nacional de Lanús e integrante del equipo detrás del proyecto, explicó cómo surgió la idea y cuál es su impacto esperado.
El proyecto OporTUNA: el agua que sembramos viene de la palabra oportunidad combinado con tuna. La tuna es una planta de tipo cactus que se cultiva sin necesidad de riego, solamente se riega con las lluvias estacionarias de verano y con la humedad del ambiente
«El proyecto nace de una iniciativa del programa de formación y sistema de desarrollo del CFI, que brinda estos espacios de capacitación para aprender a formular proyectos de política pública que solucionen problemas puntuales de cada provincia. En este caso, abordamos la sequía y la falta de agua para la hidratación de animales», detalló.
La propuesta consiste en la plantación de tuna, una especie ampliamente conocida en la región, que al cultivarse sin riego tiene la capacidad de retener grandes cantidades de agua en su interior. Esto permitiría garantizar la hidratación del ganado caprino durante los períodos de sequía extrema en la provincia.
«El proyecto consiste en la plantación de la tuna, que cuando se cultiva sin necesidad de riego tiene la capacidad de almacenar un 90% de agua, lo que permitiría armar un cultivo e hidratar a las cabras durante los meses más críticos en La Rioja», explicó Ptasik.
El enfoque despertó el interés del Gobierno provincial, que actualmente evalúa su implementación como una política pública efectiva para mitigar los efectos de la crisis hídrica en la actividad ganadera.