El viernes pasado, en el Teatro de la Ciudad, Pancho Cabral celebró sus 80 años de trayectoria junto a la Orquesta Municipal y un sinfín de artistas prestigiosos. Música, amigos, riojanidad y talento no pudieron faltar en una noche que se quedará grabada en la historia cultural de La Rioja.
Pancho Cabral, nacido en el barrio de San Vicente, fecundo de poetas y músicos se consagró como una leyenda del arte riojano. Inspirado por los paisajes y colores de su provincia y por las ganas de representar la identidad de su pueblo con símbolos como la chaya, rápidamente pudo encontrar su sello a la hora de plantearse como artista local de nuestra provincia, y transmitiendo no solo su talento a todas partes del mundo, sino también la cosmovisión riojana como nunca antes fue compartida.
Hablar de Pancho Cabral es hablar de la música y de la poesía, pero también de la crónica local que él imparte en sus canciones: las costumbres, los personajes, los incidentes se posicionan en su memoria para transmitir la memoria de su pueblo en cada una de sus coplas y melodías. En los versos del artista, todo recobra vida e importancia: las montañas, las chinitas, los changos, los cerros y la chaya. No obstante, también Pancho se corre de esa figura de mero paisajista y en muchas de sus coplas se compromete con las causas sociales que acarrean en el Norte Argentino.
Todo esto fue lo que posicionó a Pancho como uno de los artistas más influyentes para los riojanos, pero también para nivel nacional e internacional. Detenerse en sus viajes por Europa o la Península de Yucatán son solo algunos ejemplos del quehacer cultural del artista; nombrar quisiera sus participaciones tan relevantes con otros artistas consagrados como Mercedes Sosa son un capítulo de la vasta trayectoria de Pancho. Con libros de narrativa y poesía publicados y grupos conformados como Tupac Tosco es que Pancho demuestra una biografía impecable.
El miércoles 16 se llevó a cabo el acto de izamiento de la bandera de la Chaya, realizado en el Patio de las Artes del Paseo Cultural Castro Barros, con la presencia de autoridades provinciales y municipales, entre ellas el vicepresidente de la Cámara de Diputados, Claudio Ruiz, y el autor de la bandera, Pancho Cabral. La Ley N° 10.742, que institucionaliza esta bandera, busca destacar la importancia de la tradicional festividad riojana y encomienda al Ministerio de Turismo y Culturas su promoción oficial.
Durante el evento, Pancho Cabral fue reconocido con el Premio Legislativo “Pedro Ignacio de Castro Barros” por su trayectoria cultural. El diputado Ruiz subrayó que esta ley refuerza el valor de la cultura riojana, colocando la bandera de la Chaya como símbolo de su identidad junto a la nacional.
En el Teatro de la Ciudad fue que se planteó una organización especial para celebrar los 80 años de la trayectoria artística de Pancho Cabral y de su vida. Fue una noche de música y numerosos talentos riojanos pero también de amigos e infancia, en donde se rememoró la nostalgia de las noches vidaleras en el barrio de San Vicente, donde se traspuso algo íntimo y barrial a una noche teatral y magnífica. Si nos remontamos hace unos años atrás, exactamente los años en donde el fértil Pancho se encontraba improvisando en las chayas de su barrio, quizás ni él mismo se visualizaba años después celebrando sus 80 años de vida rodeado de un gran homenaje con grandes artistas a dúo.
Mientras se llenaba el teatro, se escuchaba la voz de Mercedes Sosa en los parlantes y les daba la bienvenida al público. Mientras técnicos y músicos apilaban los cables y acomodaban los últimos detalles, se pudo escuchar el recitado de un poema icónico de Pancho, el cual fue reconocido rápidamente por los oyentes: América es el agua.
Ella es un niño mojándome el alma/ un pan abierto sobre mi garganta/ sangre morena que escindir mis ansias/ antiguo asombro caminando el agua /Ella es el verde que sueña mi espalda/ esta pequeña guitarra en mi cara/ el nuevo obrero que espera en el alba/ la voz del indio que duerme en mis ganas.
El público acompañó la música del artista y de la Orquesta Municipal con palmas y aplausos. Fue una noche en donde se pudo escuchar la voz de Pancho acompañada de numerosos instrumentos como piano, guitarra, flauta, tambor y saxo, en el cual participó su propio hijo o el artista, Monchi Navarro. También, se llevaron dúos realmente especiales, en donde Pancho cantó junto a Carlos Paredes o la mismísima Gloria de la Vega y un grupo de artistas mujeres más.
La noche se abrió en un primer momento con la voz de Gloria de la Vega resonando en los oídos y viajando por el corazón de los oyentes, con una zamba interpretada por la bailarina María José Olivera, recientemente llegada de Europa. También se presentaron numerosos instrumentistas que acompañaron a Pancho, quien apenas entró vestido de blanco con su icónico jardinero que tanto lo representa. Durante su show, Pancho no paró de hacer chistes y de contar anécdotas que dieron una calidez íntima al saber donde compuso sus temas o los pensamientos que lo llevaron a escribir esos versos tan hermosos.
El artista demostró su agradecimiento y expresó su entusiasmo al ver a tantos jóvenes aprendices acompañando con sus instrumentos: “aprender el ritmo ancestral para que el canto de los jóvenes no se detenga y hagan una nueva copla que hable de la identidad como yo mismo encontré en San Vicente y en la chaya que me dieron la oportunidad de contar y dar voz a los espacios que formaron parte de mi vida”, se refirió Pancho totalmente emocionado en su gran noche.
Al caer la medianoche Pancho invitaba a compartir un vino entre todos los participantes, la misma bebida que compartió de mano en mano en sus noches chayeras y creativas. También, se reconocieron todo sus recorridos artísticos cuando el presentador empezó a leer la trayectoria del artista: en dicha intervención se generó un momento de orgullo pero también de grandes carcajadas al ver la extensión del trabajo artístico y cultural de Pancho.
Las emociones estuvieron a flor de piel en todo momento. Se escuchaba al público cercano sollozar de la emoción y de la alegría, pero también llena de risas y carcajadas, porque escuchar hablar a aquél hombre, era un verdadero show. El Concejo Deliberante proclamó aquella noche como un evento de interés e importancia cultural que quedará grabada en la historia riojana. Porque estar ante Pancho es estar ante una leyenda y como bien indica el poeta Carlos Paredes, “Pancho Cabral es, sobre todo, profundamente riojano, y logró crear belleza desde la sencillez de su identidad, marcada por pocas lluvias pero abundantes gestos de su pueblo”.
Unas de las canciones que formaron parte del repertorio del artista fueron Cuando llueve por mi pueblo, Cantor del viento, Patio Solariego y Azul provinciano, la cual habla de la nostalgia cuando se está lejos.
La noche del homenaje a Pancho Cabral no solo celebró sus 80 años de trayectoria artística, sino que consolidó su lugar como un ícono de la cultura riojana. Acompañado por destacados músicos y una audiencia que vibró con cada nota, Pancho brindó un espectáculo cargado de emotividad y de la esencia de su tierra. Entre canciones, anécdotas y su particular humor, el artista compartió el legado de una vida dedicada a transmitir la identidad riojana al mundo, siempre fiel a sus raíces y a su inconfundible visión artística.
Este homenaje no fue solo un reconocimiento a su vasta trayectoria, sino también un testimonio de cómo Pancho Cabral ha sabido conectar generaciones a través de su música y poesía, dejando una huella imborrable en el imaginario cultural de La Rioja y más allá.